Fascina y frustra a partes iguales ver qué tan cortas quedan las teorías interpretativas, sobre cómo leemos el cuerpo reconocible de un actor y cómo este dialoga con las máscaras que lleva, ante figuras como las de Nicolas Cage. El actor ha fundado una escuela de acting antinaturalista, consciente de sí misma y perfectamente autónoma tras décadas de películas icónicas, donde Nic es Nic tanto como tú eres tú y yo, yo. Con él, realidad y ficción son difíciles de rastrear.

Acrobacia mental: en “Dream Scenario” Nicolas Cage da vida a Paul, un catedrático y padre de familia que, si por algo se distingue, es por ser completamente anodino y mediocre. El giro, claro, viene cuando millones de extraños empiezan a verle en sus sueños. Por las noches Paul se les aparece, da una vuelta y se va: es el Freddy Krueger de lo olvidable, un fenómeno viral por absolutamente nada. Así empieza “Dream Scenario”, película de terror y comedia de A24 que se estrenó en el Festival de Toronto y que clausuraba el Festival de Sitges 2023.

Un día, sin comerlo ni beberlo, el Paul de los sueños se vuelve realmente peligroso y empieza a asesinar brutalmente a la gente a la que visita, causando que en la vida real el profesor caiga de la gloria al repudio generalizado. El noruego Kristoffer Borgli (“Sick of Myself”) apela directamente a los síntomas de la cultura de la cancelación, que ha convertido a cualquier figura pública en susceptible de ser socialmente lapidada. «El trauma es una moda», concluye el profesor, en una queja muy problemática: más aún si viene del propio Nicolas Cage, productor de la cinta y acusado en 2018 de abusos sexuales.

Sin embargo, “Dream Scenario” se cubre las espaldas antes de ser acusada de derechista. Nicolas Cage es habitualmente visto como un actor más orientado al perfil “Film Bro”, masculino y serio, pero Kristoffer Borgli se hizo un nombre gracias a “Sick of Myself”, celebrativa comedia ácida con toques de body horror que protagonizaba la icono indie noruega Kristine Kujath Thorp (“Ninjababy”), asociada habitualmente con una juventud más moderna que cinéfila.

Y Nicolas Cage, ¿es bandera para un cine de derechas o de izquierdas? Kristoffer Borgli cree que la pregunta es absurda: en “Dream Scenario”, cuando el tipo ya se ha introducido en nuestros sueños, Sprite le ofrece anunciar refrescos durante sus visitas nocturnas. A ojos de la marca Cage es “socialmente neutro”, una cara memorable porque sí, un meme apolítico. En definitiva, las muecas de Nicolas Cage son ya un símbolo independiente, superan la realidad personal del actor.

No obstante, lamentarse de la excesiva sensibilidad que -según Borgli- motiva la cultura de la cancelación, cuando los hombres “caídos” se cuentan con apenas los dedos de una mano… Bueno. Eso sí es una decisión políticamente situada.