Xole Aramendi Alkorta
LA FILMOTECA VASCA RESTAURA LA PELÍCULA DE MONTXO ARMENDARIZ

«Tasio» revive en formato 4K

«Tasio» ha recuperado la luz, el color y la textura que lucía en su estreno, hace cuatro décadas. Lo hace gracias a la restauración liderada por la Filmoteca Vasca en colaboración con el director de la película, Montxo Armendariz. La copia en 4K se proyectará en el Festival de Cine de Cannes este 15 de mayo y esperan difundirla en certámenes y filmotecas.

Fotografías: José Luis López-Linares / Mercury Films
Fotografías: José Luis López-Linares / Mercury Films

Han pasado cuatro décadas desde que “Tasio” viera la luz en la gran pantalla y, ahora, tras recibir los mimos y los cuidados de los técnicos en el proceso de restauración, la cinta se proyectará en versión renovada y digital en el Festival de Cannes este 15 de mayo.

La película está basada en el personaje deTasio y recorre toda su trayectoria vital, con la sierra de Lokiz, en Nafarroa, como enclave principal. En la misma se narra la cotidianidad de Tasio (Garikoitz Mendigutxia, niño; Isidro Jose Solano, adolescente; Patxi Bisquert, adulto) desde que es un niño hasta su edad adulta. Según la película avanza, este niño también va alcanzando su madurez, y se hace con el oficio que aprendió de su padre, el de carbonero. Poco después conocerá a Paulina (Amaia Lasa), la que será su compañera sentimental. Este largometraje, que fue la ópera prima de Montxo Armendariz (Olleta, 1949), ofrece una visión concreta de una Nafarroa que comienza a centralizarse en las ciudades con motivo de la industrialización, y es precisamente la visión de Tasio la que impera en la narración. Él decide permanecer en el pequeño municipio en el que habita, lejos del bullicio y la muchedumbre de las urbes.

La naturaleza de la sierra de Lokiz se convierte en un personaje en el filme. El realizador creó secuencias impregnadas de gran belleza y emotividad. El monte permanece impasible ante la llegada de nuevos tiempos. Es el espacio ligado a la niñez de Tasio, y también el sustento -al carbón se une la caza furtiva- de su familia.

A Armendariz le interesa el cine que pone el foco en la humanidad de sus personajes sin olvidar el contexto social. “Tasio” es el testimonio de una época. Rindió homenaje a una forma de vida, a una forma de pensar y de actuar personificada en Anastasio Ochoa Ruiz, ‘Tasio’, carbonero y cazador furtivo que nació en Zuñiga en 1916 y murió en 1989 en el monte Valderrota. El realizador lo conoció mientras dirigía el documental “Carboneros de Navarra” (1981), título que le acercó a un oficio que se estaba extinguiendo.

Anastasio Ochoa lo marcó tanto que lo convirtió en protagonista de su película. «Él tenía una filosofía muy particular de la vida. Me contaba muchas anécdotas. Un día me dijo algo que se me quedó grabado: ‘El monte te da todo lo necesario para vivir’. Él mantenía que trabajar para otros no es algo natural, ‘eso es un invento de los ricos para sacar más dinero’, decía. Toda su vida se negó a trabajar para otros. Pensaba que, si vivías en armonía con la naturaleza, que es lo que va contando la película, sin destrozarla, sin coger de ella más de lo necesario, la naturaleza te va dando todo lo necesario para poder subsistir», recordó el director en la presentación de la cinta restaurada que tuvo lugar a finales de abril.

El director Montxo Armendariz, en el laboratorio L’immagine Ritrovata de Bolonia, en pleno proceso de restauración.

En palabras de Armendariz, «es una película sobre la libertad furtiva, sobre esa libertad escondida en contra de las normas y las convenciones. Lo que más me interesaba de Tasio era el concepto de dignidad, orgullo y honor que tenía frente a la sociedad, a pesar de que esa postura pudiera hacerle aparecer como un personaje retrógrado, que está en contra del progreso. Sin embargo, para mí ahora tiene una lectura diferente a la que tenía cuando la hice», afirmó.

Es ahora cuando Armendariz se ha percatado de la vigencia de la película. «Esto que en los años 80 me parecía algo natural y normal, algo que entendíamos, cuarenta años después ha cobrado un sentido completamente distinto. Es lo primero que me chocó. Algo que no estaba en mi mente en aquellos tiempos. El deterioro del medio ambiente ha sido atroz, la esquilmación de la naturaleza, la tala de árboles, la contaminación... en vez de seguir la filosofía de Tasio, que parecía tan natural, la especie humana ha desequilibrado el equilibrio del sistema y va a destrozarlo. Y en cuanto a lo de trabajar para otros, no hay más que ver hasta dónde ha llegado el neoliberalismo atroz que estamos viviendo. Prácticamente todo es mercancía, se privatiza la salud, la educación, la vivienda, hasta las propias personas. Si viviera Tasio, no sé lo que pensaría de esta sociedad, realmente creo que, aunque ha habido un avance tecnológico en bienestar de vida, en calidad humana y en lo que respecta a su teoría, para mí fundamental y por la que hice la película, se han dado pasos atrás. No tenía conciencia de que cuarenta años después, con independencia de que guste más o menos o de su valor cinematográfico, ahí no entro, es una película que ha cobrado un valor ecológico y humano de defensa de la naturaleza y defensa de una serie de valores que hoy en día están en desuso».

La cinta contó con un importante elenco artístico. Patxi Bisquert y Amaia Lasa encarnaron a los protagonistas y tuvo un destacado equipo técnico conformado por Elías Querejeta (productor), Pablo G. del Amo (montador), Gerardo Vera (director artístico), Angel Illarramendi (compositor), José Luis Alcaine (director de fotografía), Alfredo Mayo (cámara) y José Luis López-Linares (foto-fija).

Parte del equipo con Montxo Armendariz al frente.

TRAYECTORIA PREMIADA

Armendariz tuvo clara su vocación desde pequeño. No obstante, estudió electrónica y fue profesor antes de dedicarse al cine. Fue autodidacta y en 1977, gracias a la Asociación de Cineastas Vascos, conoció a Fernando Larruquert y Javier Aguirresarobe. El primero ejerció de montador y el segundo fue director de fotografía en el primer cortometraje del cineasta, “Barregarriaren dantza” (La danza de lo gracioso), que ese año ganó el Mikeldi de Plata en el Festival Internacional de Cortos de Bilbo. Comenzaba una larga lista de galardones y reconocimientos por parte de público y crítica con producciones como “Ikusmena” (1980), “Ikuska 12” (1981), “27 horas” (1986) -Concha de plata a Mejor Dirección en Zinemaldia-, “Las cartas de Alou” (1990) -Concha de Oro y premio Fipresci en Zinemaldia-, “Historias del Kronen” (1995) -Sección Oficial en el Festival de Cannes y Goya al Mejor Guion Adaptado-, “Secretos del corazón” (1997) -premio Ángel Azul en la Berlinale a la Mejor Película Europea y candidata al Óscar como Mejor Película de Habla No Inglesa-, “Silencio roto” (2001), “Escenario móvil” (2003), “Obaba” (2004) -inauguración de Zinemaldia- y “No tengas miedo” (2011).

UNIVERSAL

Una vez culminado el proceso de restauración de “Tasio”, el siguiente objetivo fue dar nueva vida a esta obra referencial de la filmografía realizada en Euskal Herria. Y la “gira” de presentación no puede comenzar con mejor pie, ya que será en Cannes donde el público podrá disfrutar de las vivencias de Tasio en todo su esplendor. En septiembre será el turno del público vasco en Zinemaldia.

Según Joxean Fernández (Donostia, 1973), director de la Filmoteca Vasca, «‘Tasio’ es profundamente vasca y profundamente universal. La entendemos muy bien aquí y la entienden bien en Japón. Tiene algo de etnográfico, proviene de un documental, pero es ficción. Yo la emparento con ‘Padre padrone’, de los hermanos Taviani, y con ‘Dersu Uzala’ (El cazador), de Akira Kurosawa. Su protagonista es un cazador furtivo, profundamente ecologista, que tiene mucho que ver con Tasio, de una manera no innata, sino aprendida generación tras generación. Por eso el ecologismo de la película es muy actual, es alquien que sabe que no puede abusar de la naturaleza porque, si no, las consecuencias son nefastas. Es muy bonito ese vínculo entre ‘Tasio’ y ‘Dersu Uzala’. Los seleccionadores de Cannes nos dijeron que les gustaba mucho ‘Tasio’ y que les remitía a cierto ambiente rural de las películas de Marcel Pagnol. La selección de Cannes ha sido una noticia extraordinaria, el número de películas que recibe para su sección de clásicos es gigantesco», señala.

Para el éxito de la operación se ha dado la conjunción de diversos factores. «Este año se cumple el 40º aniversario de la película, Armendariz está vivo y dispuesto a involucrarse en el proceso, el propietario de los derechos también -Mercury Films es propietaria de todas las películas producidas por el productor hernaniarra Elías Querejeta-, y el Gobierno Vasco nos concedió la subvención para llevar a cabo la restauración», dice.

Elías Querejeta charla con vecinas de la zona participantes en el proyecto.

Fernández subraya la complicidad del director. Armendariz fue partícipe directo en el proceso que se alargó durante dos meses. «Ha sido un aliado para el proyecto desde el principio. Para mí ha sido clave su participación. Cuando se afronta una restauración sin la presencia de su directora o director, es evidente que estás trabajando desde otro lado. Para mí, que Montxo Armendariz diera unos criterios en el momento en el que la cinta llegó a Bolonia o que él mismo liderara la corrección de color y sonido in situ sí fue un factor diferenciador, no siempre ocurre».

Recuerda perfectamente el instante en el que el realizador navarro vio los primeros fotogramas una vez restaurados. «‘¡Qué bien se ve!’, exclamó Armendariz. Ahí vi que estábamos en la buena línea. Fuimos testigos privilegiados de aquel momento tan bonito».

Fue entonces cuando Armendariz fue consciente de que a través de los fotogramas recuperaba trozos de su propia vida, «momentos inolvidables y personas queridas que, con sus luces y sombras, iban surgiendo durante el visionado de cada escena, como si los recuerdos hubieran quedado atrapados en sus fotogramas y se resistiesen también a ser borrados por el paso del tiempo». Fernández lo tiene claro. «Tenemos que restaurar nuestro cine para que ocupe el lugar que ocupa junto con otros patrimonios cinematográficos a nivel internacional. Restaurar es tratar de asegurar su supervivencia a largo plazo. También traer esas películas que fueron rodadas en soporte fotoquímico a la era digital. Porque si no es muy difícil verlas bien».

Joxean Fernández adelanta a 7K que la Filmoteca Vasca está «intentando hacer una buena digitalización de ‘Carboneros de Navarra’ junto a la Filmoteca de Nafarroa. Los derechos pertenecen al Gobierno de Navarra». «Quienes nos dedicamos al patrimonio del cine y somos programadores, somos admiradores profesionales de nuestros cineastas. Esa admiración se traslada cuando hacemos trabajos de este tipo. A veces parecemos enfermos de no admirar suficientemente a nuestros artistas y es justo el camino contrario a recorrer. La mejor manera de hacerlo es conservando su cine y dándolo a conocer», dice.

CINE CLÁSICO DE EUSKAL HERRIA

Fernández remarca el buen momento que vive actualmente el audiovisual en Euskal Herria. Y la necesidad de incluir el cine realizado en el pasado. «Soy muy optimista con respecto a cómo se están haciendo las cosas, con el talento que hay tanto en la creación como en la producción, con el apoyo bien coordinado de las instituciones. Y creo que el cine del pasado también tiene que formar parte de ese paisaje. Tenemos que darles referentes de nuestro propio cine e introducir el término ‘clásico’ en una cinematografía joven como la nuestra, en la que prácticamente desde 1938 hasta 1968 hay un desierto debido a la dictadura».

¿La concepción del cine como patrimonio está asumida por la sociedad vasca o la labor de la Filmoteca Vasca consiste en clamar en el desierto? «Es una buena pregunta. Lo hemos hablado muchas veces. Las filmotecas de todo el mundo tenemos que hacer un trabajo de pedagogía continuamente. Es verdad que no está muy clara nuestra labor y se desconoce la fragilidad del cine con respecto a otros patrimonios. Y esta opinión la hemos encontrado en personas especialistas en arte».

El rodaje permite disfrutar de momentos de asueto. El director navarro, Garikoitz Mendigutxia –Tasio de niño– y extras de la película.

A su lado, Silvia Casagrande asiente. Italiana residente en Euskal Herria desde hace años, es conservadora en la Filmoteca Vasca. Ha sido la persona encargada de la coordinación y comunicación con el laboratorio de Bolonia en lo referente a la restauración de “Tasio”. «La sociedad no entiende que el cine es un arte como los demás. Y es parte del patrimonio. Es lo que da valor e identidad a nuestro territorio», señala, «aunque igual no somos capaces de transmitir la idea a la sociedad», agrega. «Pero seremos perserverantes», asegura Fernández.

«El trabajo de restauración es la identificación de una obra de arte», apostilla Casagrande. «En este momento, gracias a su restauración, ‘Tasio’ entra a formar parte de la historia del arte del territorio, como obra a preservar, percepción que antes quizás no existía». «Sin duda era una obra de arte pero, con una operación de este tipo, le das notoriedad, es darle una nueva vida a una obra cinematográfica que en la historia del cine vasco es importantísima», indica Fernández.

El original se guardaba en la Filmoteca Española. «Los negativos tenían un ligero problema de humedad y un principio de moho pero estaban relativamente bien. La cuestión es que no había copias de proyección en buen estado. El material de visionado no estaba en condiciones. Por eso se ha optado por realizar una copia de proyección digital sin tirar de otra copia en 35 mm, que hubiese tenido otro tipo de presupuesto, claramente», explica Casagrande.

El 4K es el formato estándar de calidad en filmotecas y festivales de cine de todo el mundo. “Tasio” cuenta ahora con una copia con subtítulos en euskara, inglés, francés, alemán e italiano.

Los participantes –se ve a varios vecinos caracterizados de guardias civiles– se guarecen de la lluvia.

«FIEL A LA ORIGINAL»

Tras ganar la licitación, la restauración se ha realizado en el laboratorio L’immagine Ritrovata de Bolonia, «tal vez el más prestigioso del mundo», en opinión de Fernández. Los responsables de la Filmoteca Vasca han tratado de llevar a cabo «una restauración rigurosa, que devolviera una copia fiel al original, a la experiencia en los cines de 1984, con el grano de la emulsión fotoquímica, una renovada profundidad de imagen y manteniendo la luminosidad y colores del negativo original». Armendariz se ha congratulado de ello.

«La tecnología ha avanzado mucho en los últimos años. La anterior digitalización se había realizado con los medios de la época. Con la calidad de los escáneres actuales y con la formación que tiene el laboratorio de Bolonia, ahora se ha conseguido volver al original. Se percibe todo el grano de la película fotoquímica. Antiguamente la manera de ver una película era a través de un foco de luz que pasaba por un emulsión. Y esta emulsión es parte de la imagen que vemos. Ahora mismo no, pero en un filme de 1984 sí. Y se ha querido reconstruir esa textura de la imagen. En Bolonia trabajan en filmes cuyo material original se ha perdido. En este caso, teniendo los negativos, el trabajo no ha sido tanto de limpieza, sino de volver a darle textura y una corrección de color que fuera fiel al original», explica Casagrande.

Al indicarle que la lista de títulos en parecida situación será larga, Fernández afirma que «teníamos que elegir una película. No tenemos ni medios económicos ni humanos -son once empleados-, para hacer veinte restauraciones al año».

El baile de Tasio (Patxi Bisquert) y Paulina (Amaia Lasa) tras su boda. En la siguiente página, el carbonero, en su día a día.

La película va a tener distribución en las salas francesas. «Yo paso por ser muy francófilo en este ámbito. Francia hace mejor las cosas. Tienen una conciencia muy clara de que su patrimonio es muy importante, el patrimonio cinematográfico es cuestión de Estado. Siempre repito la frase de André Malraux que decía ‘el patrimonio es la herencia de la belleza del mundo’. Está claro, si no hubiésemos hecho la restauración, ‘Tasio’ no estaría en Cannes. Los franceses, además, no conocían la película. Tuvo una distribución modesta y en ciudades como Lyon y París se había visto poquísimo. Este es también un trabajo de la Filmoteca que nos coloca en otro lugar», reflexiona.

De momento, no se puede afirmar lo mismo de los cines vascos y estatales. La decisión queda en manos de Enrique Cerezo, propietario de la productora Mercury Films.

PROPIEDAD PRIVADA, PATRIMONIO PÚBLICO

En este punto de la conversación, Fernández apunta que «las filmotecas de todo el mundo nos dedicamos profesionalmente a conservar patrimonio que no es público, sino privado. Podría resultar una aparente contradiccición, pero no lo es. La mayoría de películas depositadas en la Filmoteca Vasca son de propiedad privada, pero es patrimonio vasco».

Y de ahora en adelante, ¿qué? ¿Llegará la restauración de más títulos tal y como comentó el propio responsable de la Filmoteca en la presentación de la copia restaurada? «En el patronato de la Filmoteca -formado por el Gobierno de Lakua y las diputaciones de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa- sentimos que las instituciones están muy a favor de esta nueva etapa en la que estamos en red con lo local, por nuestra ubicación en Tabakalera, y en la que también se ha fortalecido la red internacional. Luego, los presupuestos son los que son y no siempre se tiene lo que se quiere», dice.

Las restauraciones fílmicas son costosas. «A quien la cultura le parece cara, le diría que pruebe con la ignorancia. Si perdemos patrimonio cinematográfico vasco, quien se empobrece es el país. Y no solo porque se pierda, sino también porque no se vea. Es también una manera de invisibilizarlo. Henri-Langlois, el fundador de la Cinemateca Francesa solía hacer una pregunta: ¿para qué nos dedicamos en las filmotecas a desenterrar tesoros si luego los volvemos a enterrar? No sirve de nada. Ese era nuestro objetivo, enviarlo a los principales festivales del mundo y hacer un trabajo con filmotecas», remarca.

Una decena de localidades de Lizarraldea fueron testigos del rodaje de “Tasio”. En su 25º aniversario, la Casa de Cultura de Lizarra albergó una exposición que mostraba parte del material de archivo de la película. También hubo un espacio reservado a la reproducción de una carbonera, recreando el rodaje de una de las escenas más conocidas del filme. Quince años después, Zinemaldia será testigo del encuentro del equipo.

PATXI BISQUERT, TASIO PARA SIEMPRE

Patxi Bisquert (Zizurkil, 1952) quedó ligado a Tasio para siempre en el imaginario de los vascos. Muchos le llaman así, algo que solo le ocurre con este personaje, aunque haya encarnado a decenas de personajes en su carrera. «Pierdo mi nombre cada vez que me acerco por el territorio ‘Tasio’ y me reconoce alguien. Esa parte la llevo bien ahora, lo malo fue al principio, los primeros años, sobre todo los fines de semana, con la alegría, la inhibición y el descaro que produce el alcohol, Tasio por aquí, Tasio por allá.. era demasiado agobiante», recuerda el actor.

Tal fue la identificación de los espectadores y vecinos de la zona con el protagonista, que muchos no dudaron en elegir su nombre para sus hijos. «Seguro que el motivo de llamarse Tasio para todos aquellos hombres que rondan hoy la cuarentena es debido a la película de Montxo. Yo conozco a unos cuantos».

Bisquert nos atiende desde Argentina, país en el que se encuentra rodando su proyecto soñado, llevar a la gran pantalla la vida y obra del bertsolari y poeta Pello Mari Otaño. «‘Ombuaren Itzala’ por fin comienza a tomar cuerpo en escenarios naturales de La Pampa, todos ellos focalizados en torno a Pehuajó. El mismo lugar donde se asentó Otaño junto a su familia a partir del tercer y último viaje que realizó a Argentina», cuenta.

A pesar de las décadas transcurridas, sus recuerdos del proceso creativo de “Tasio” siguen vivos. «Ya desde meses antes de comenzar a rodar, las vecinas y vecinos que íbamos conociendo en Las Améscoas, el valle de Allin o el de Lana, la sierra de Lokiz, Urbasa y el nacedero del Urederra, nos hablaban de sus problemas, sus sueños y alegrías, de las hijas e hijos que partían hacia Iruñea o Gasteiz en busca de mejor fortuna; del monte y del carbón de encina, que casi todas las familias producían y que les proveía de algo de dinero para poder hacer frente a otras necesidades, las cuales ahondaban en el mejor entendimiento del personaje a interpretar. Era mi cuarta película y es algo que no sucedió en ninguna de las tres ocasiones anteriores, no al menos a ese nivel», explica.

«Gentes de gran corazón, humildes y hospitalarios, que nos recibieron con las puertas abiertas y que proporcionaron además de sus propios cuerpos, como figurantes o extras, aperos de labranza, atrezzo y mobiliario para dar belleza y veracidad a la película», agrega.

Está convencido de que hoy en día no encontrarían un productor que arriesgue su dinero con una película como “Tasio”. «No sé la cantidad de puertas que tuvo que golpear Montxo hasta dar con Elías Querejet, pero, seguro que todos aquellos que le dieron portazo aún seguirán lamentando su torpeza», afirma. «De hecho, yo he desperdiciado ocho años buscando un productor que se hiciera cargo de ‘Ombuaren Itzala’ sin dar con ninguno. Y, aunque no haya mucha semejanza entre una historia y otra, sí que tienen ambas algo en común, ya que sus dos protagonistas eran y siguen siendo, aún hoy, personajes totalmente desconocidos, anónimos, para el gran público», señala.

«En ocho años me ha tocado llamar a muchas puertas y, cuando me hartaron con subjetividades como ‘a nadie le interesa un bertsolari’, ‘nadie se acuerda de él’..., decidí asumir yo mismo el reto. Y estoy orgulloso del paso dado, pues cuatro años después de tomar la decisión, estoy a falta de una jornada para culminar el rodaje en tierras argentinas y a primeros de junio tendré ya completado todo el rodaje y podré comenzar con la postproducción», anuncia.

Bisquert alude a la contradicción inicial que sintió, resuelta posteriormente. «El paisaje natural que nos brinda el territorio tiene gran peso y protagonismo en la película. Por una parte, pensaba yo, la película es un canto a la naturaleza, a la libertad y a la dignidad humana; pero, por otra parte, el protagonista es un depredador, un alimañero que pone trampas a la fauna salvaje para comercializar con sus pieles. Algo contradictorio me pareció entonces. Más tarde comprendí que los cazadores son necesarios y que cumplen también una función ecológica. Quiero terminar recordando las palabras del padre a Tasio niño, cuando este llega a casa con dos pollitos que acaba de coger de un nido: ‘no cojáis más de lo que esté bien y así habrá para el año que viene’».