Laura Díez
PANORAMIKA

Hábitats

Una de las casas de Juana García-Pozuelo, que se pueden ver en la exposición «Pequeños crímenes sin importancia» de la Galería Espacio Marzana de Bilbo.
Una de las casas de Juana García-Pozuelo, que se pueden ver en la exposición «Pequeños crímenes sin importancia» de la Galería Espacio Marzana de Bilbo. (Laura Díez)

Desde la exaltación de la libertad creativa, la fantasía y los sentimientos, el romanticismo generó una serie de mitos sobre la naturaleza dando lugar al misticismo y a la evocación de lo espiritual. Admiramos la naturaleza y a la vez nos resulta inquietante por todo aquello que desconocemos y por la fuerza que puede llegar a ejercer escapando a nuestro control. El ser humano busca construir paisajes a su medida para lograr que nos transporten a aquellas realidades alternativas que buscamos.

Juana García-Pozuelo (Logroño, 1978) presenta en la Galería Espacio Marzana de Bilbo su exposición “Pequeños crímenes sin importancia” y se puede visitar hasta el 10 de junio. Las mansiones americanas, la naturaleza manipulada junto con una serie de componentes oníricos son temáticas habituales en la obra de García-Pozuelo. Genera escenografías que nos invitan a descubrir los secretos que se ocultan tras esos muros o jardines, como si de escenarios de una película se tratara. En esta exposición presenta principalmente una serie de casas en miniatura y también podemos ver una serie de esculturas clásicas que parecen emerger de medios acuáticos en medio de la noche, lo cual otorga si cabe un mayor enigma a la obra. Son combinaciones alegóricas de figuras y paisajes sometidos a fenómenos climáticos extraños.

Estas casas se inspiran en la arquitectura popular estadounidense que la artista reinterpreta para sugerir la existencia de dimensiones paralelas, explorando temas como la soledad, la introspección y la vulnerabilidad humana frente a las fuerzas naturales. Juana García-Pozuelo se distingue por su capacidad para transformar elementos cotidianos en escenas de gran profundidad simbólica y emocional, creando composiciones cuidadosamente equilibradas que crean un sentido de unidad visual.

Juana García-Pozuelo se inspira en movimientos como el surrealismo, el simbolismo, el ocultismo o la literatura fantástica, mirando siempre a su alrededor sin perder la capacidad de asombro y extrañeza. Recuerdo cuando era pequeña y leíamos aquella serie de libros titulados “Pesadillas” e imaginábamos los contextos en los que ocurrían todas esas historias de miedo para adolescentes. Estas casas me retrotraen a esas lecturas y me pregunto qué relatos estarán detrás de estas pinturas.

En sus procesos de trabajo, García-Pozuelo se nutre de sus experiencias personales y de un archivo de documentación visual que va coleccionando y lo trabaja a través de la foto, el collage o el dibujo para con ellos ir componiendo la imagen que busca, siempre sin dejar de lado una mirada crítica y analítica sobre aquello que aborda. La obra invita a quedarse un rato contemplando el detalle de sus pinceladas, cuadros que son como pequeñas ventanas a un escenario de un guion todavía no escrito y que el público puede crear.