Laura Díez
PANORAMIKA

Sutilezas

La instalación «Balsa», de Patricia Dauder, es una de las piezas de la exposición «Uniform» que se puede ver en el Museo Artium de Gasteiz y que se completa con esculturas, dibujos y películas.
La instalación «Balsa», de Patricia Dauder, es una de las piezas de la exposición «Uniform» que se puede ver en el Museo Artium de Gasteiz y que se completa con esculturas, dibujos y películas. (Endika Portillo | FOKU)

Visitar una exposición requiere dedicar un tiempo a la observación y a la escucha, algo cada vez más raro en un momento en que priman los consumos rápidos. Poner el foco en las sutilezas y en lo delicado de los mecanismos es ya todo un manifiesto revolucionario que permite explorar los límites entre lo introspectivo y el conocimiento del mundo. Desde aquello que genera extrañeza, las obras de arte dentro de una sala expositiva se predisponen para evocar una sensación de atemporalidad y continuidad. Realizar el ejercicio de una contemplación en profundidad puede tener resonancias con la actividad meditativa y permitir la transmisión de sensaciones.

En el Museo Artium, en Gasteiz, y hasta el 29 de septiembre, se puede visitar la exposición “Uniform”, de la artista Patricia Dauder (Barcelona, 1973), comisariada por Catalina Lozano. Podremos ver esculturas, dibujos, instalaciones y películas que abordan el paso del tiempo filtrado por la memoria y lo afectivo; que permanece, cuáles son las huellas y los restos de lo que acontece. Se trata de una reflexión profunda sobre los procesos de descomposición y reconstrucción. La exposición respira un tiempo calmado, dialogando en ocasiones con el propio espacio arquitectónico que la acoge, como es el caso de la instalación “Balsa” de 2011, una serie de planchas de madera curvadas que exploran tanto los límites físicos del material como los del espacio.

Dauder se inspira en la naturaleza, en cómo las formas naturales se erosionan y se transforman con el tiempo, para crear obras que parecen capturar un momento de transición. La exposición transmite una coherencia formal y discursiva muy meticulosa; no solo muestra el producto final, sino también el desarrollo creativo detrás de cada pieza, destacando la importancia de los rituales lentos. Materiales como la cerámica, la madera, el carbón o el yeso son sometidos a tratamientos como el quemado, la oxidación, la acción de la luz o el agua: en ocasiones puede enterrar las obras u hornearlas buscando una evolución que escapa a nuestro control y que depende de factores externos.

Algunas de las piezas provienen de objetos encontrados, lo cual nos hace pensar en las vidas previas de estos materiales como si fueran fragmentos geológicos o artefactos arqueológicos que han sido moldeados y erosionados por fuerzas naturales. Además de las esculturas, Dauder presenta una serie de dibujos y vídeos que complementan las temáticas de la exposición. Sus dibujos, a menudo en tonos monocromáticos, exploran texturas y patrones que evocan paisajes desolados o mapas topográficos, creando un sentido de lugar y desplazamiento. Sus películas tienen al paisaje como protagonista y, a través del uso del sonido, nos envuelven para sumergirnos en la atmósfera del lugar y apreciar los cambios sutiles del entorno.