¿Fracking junto a Garoña?
A la gente del pueblo, humilde pero sabia, le gustaría saber cómo es posible que haya políticos que fomenten y autoricen pozos de fracking en una ubicación sita a 20 kilómetros en línea recta de la central nuclear de Santa María de Garoña (véase el proyecto Urraca de Merindad de Cuesta Urria, Burgos). Que las empresas, en su insaciable voracidad, quieran operar en tales circunstancias es algo que se entiende sin esfuerzo, pero que haya representantes públicos que hagan posible semejante temeridad cuando hay evidencias que hablan de movimientos sísmicos provocados por la práctica de la fractura hidráulica, eso es harina de otro costal.
Este artículo no cita siglas, aunque reclama el derecho a politizar este asunto del fracking, en el sentido de que quienes tienen la responsabilidad de lo que ocurra y la potestad de pararlo son esos a quienes llamamos políticos. Las instituciones ya no sirven para enfrentar el inmenso poder corporativo, que ya está aquí, con sus «fúnebres fauces» bien abiertas, como volvería a escribir hoy Miguel Hernández. Hará falta más, hará falta el pueblo autoorganizado. Pero aunque no sea suficiente, es condición necesaria que lo político-institucional no sigan haciendo el juego a las élites extractivas.
El domingo 5 de abril un puñado de hombres y mujeres de la Rioja Alavesa nos daremos cita en el pueblo burgalés de Villasante en una movilización necesaria por cuanto unos pocos pretenden jugar con el futuro de mucha gente. Iremos y uniremos nuestros brazos con una sonrisa en los labios, porque aunque nos duele una honda preocupación, puede más la sensación de que esta primavera anti-fracking se extiende como una marea, impulsada por la ola de un rotundo consenso social que ya la ha hecho vencer. Es hermoso que así sea, así que lo vamos a celebrar: en la lucha.
Iremos hasta las Merindades remontando el curso de las aguas. Porque, señores políticos, no sé si ustedes los saben, pero el Ebro es algo más que un río para quienes habitamos la Rioja Alavesa, para nuestros pueblos es cultura, compañía, identidad y refugio; es termómetro de vida, que impugna a quien lo daña y loa a quien lo respeta. Así que no nos cuesta imaginar el impacto de Garoña sobre el Ebro tras un eventual incidente sísmico originado por la fractura hidráulica.
Iremos, pues la cadena fracking-Garoña-Ebro-Rioja Alavesa es un escenario real si hilamos tres hechos. Primero: hace ahora un año, en Ohio, Estados Unidos, se producen varios terremotos provocados por el fracking, tal y como reconociera en un informe la Sociedad Sismológica de América. Conclusión: la fractura hidráulica puede provocar terremotos.
Segundo: hace ahora cuatro años, en Fukushima, Japón, un tsunami reventó una planta nuclear en una de las mayores catástrofes de nuestro tiempo, tan acallada como espantosa. Moraleja: las consecuencias de la sismicidad en una central nuclear son normalmente dramáticas.
Y tercero: hace ahora un mes, en Ossa de Montiel, Albacete, se registran varios movimientos de tierra, precisamente en la misma zona donde a futuro se pretende hacer fracking. ¿Qué se deduce de ello? Que no hay escrúpulo alguno en operar con fractura hidráulica en terrenos con riesgo sísmico.
En la Rioja Alavesa no queremos fracking en nuestra tierra, ubérrima como el mundo entero sabe. Pero tampoco aceptamos que se implante en la Llanada alavesa, sobre un acuífero del que también mana la savia que nos da la vida. E igualmente lucharemos para que no se ubique en un rincón de Burgos, junto a una central nuclear, obsoleta para más señas. Sobra el fracking y sobra la central.
Hay algo más que nos lleva a Burgos. La cadena humana convocada se celebrará en las inmediaciones de un punto donde se proyecta hacer fracking, en Loma de Montija. Guía el proyecto Shesa (Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi Sociedad Anónima). El punto es: ¿una empresa del Gobierno Vasco va a Burgos a ejecutar con dinero público un proyecto de fractura hidráulica, para más inri también más o menos cercano a Garoña? Shesa y Lakua gustan de hablar de la obligación de explorar los recursos que pueda haber en nuestro suelo: ¿cómo se llama la película si se hace fuera, por ejemplo en Burgos? Shesa y Lakua argumentan que están presentes en permisos en Euskadi más que nada para que extranjeros no se lleven nuestro gas… Entonces, ¿por qué meterse en Burgos? Loma de Montija desnuda las palabras huecas. El pueblo, humilde pero sabio, sabe que solo se busca ganar tiempo y escurrir el bulto. Pero en cada charla, en cada mesa informativa que organizamos, se palpa que la gente no se cree lo que antes asumía sin reparos y descubre por sí misma el pastel.
La tierra no es de quien la perfora. Ni siquiera es (solo) de quien se la trabaja. La tierra es de todos y de todas. Así es y así será.