El elenco de la obra se encuentra en su tercera semana de ensayos. «Es de una enorme complejidad, habría que ensayarla durante 25 años», subrayó ayer Gustavo Tambascio.

El director escénico considera que la obra podría resumirse como «una pieza donde todos aman a la persona equivocada y no son correspondidos».

El director escénico de ópera y teatro, dramaturgo, escritor, traductor y pedagogo argentino se encarga de la dirección escénica de esta intensa obra, que cuenta con el espacio escénico y la iluminación de Daniel Bianco. Por su parte, Jesús Ruiz ha diseñado el vestuario.

“La Gaviota” está protagonizada por Gurutze Beitia, Mikel Losada, Lander Otaola e Ylenia Baglietto. «Estoy feliz, rebosando de felicidad, y creo que va a entusiasmar al público», comentó ayer Beitia, quien da vida a Irina, la protagonista de la función. «Será un acontecimiento importantísimo en Bilbao», añadió Felipe Loza, que también forma parte del reparto. Esta adaptación de “La Gaviota” pretende ser fiel al espíritu del texto original de Chéjov, pero Tambascio ha realizado algunas aportaciones que la convierten en una versión única, como por ejemplo la introducción de dos personajes, interpretados por Josu Bilbao y Zorion Egileor, que ejercen la función de maestros de ceremonias, dotando a la obra de una conjunción escénica muy particular e impactante. Eguileor, además, cumple con ese papel desde el piano, tocando en directo.

El resto del elenco está compuesto por Helena Dueñas, Antonio Rupérez, Jon Ariño, Nerea Moreno, Gabriel Ocina, Felipe Loza y Jon Koldo Vázquez. Las representaciones tendrán lugar todos los días a las 20.00, a excepción de la función del domingo, que comenzará a las 19.00.

El Arriaga retoma con esta representación la iniciativa que comenzó la temporada pasada con “Los enamorados”, de Carlo Goldini, consistente en producir montajes de grandes clásicos escenificadas por actores y actrices vascos.

Esta vez se presenta una nueva producción de “La Gaviota”, uno de los grandes clásicos del teatro universal. La obra se estrenó en San Petersburgo en 1896 y fue puesta en escena en 1898 por el Teatro de Arte de Moscú, la compañía creada y dirigida por Konstantín Stanislavski, el gran renovador del arte de la interpretación.

Este proyecto seguirá el año que viene con “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare.