Ascensos
Una agencia nepalí organiza una ascensión al Everest y ocho griegos y una hindú (no es chiste) pagan sus respectivos 100.000 dólares (cada uno) para ascender la montaña por la cara norte. Tras ser recibidos los alpinistas en Kathmandú, la agencia Himalayan Alpine Treks y su propietario Tshering Dorjee Sherpa desaparecen con la pasta y si te he visto no me acuerdo, aunque con orden de busca y captura. ¡Pobres griegos!
A volver a casa. Parece una conspiración de Merkel, FMI y BCE. La alpinista hindú se queda en la zona para intentar subir como sea, que es de otra pasta o tiene más pasta. Bastantes políticos «de ahí fuera» han intentado revitalizar su carisma con ascensos a montañas más o menos relevantes, pues ello presupone una cierta capacidad de superación de obstáculos, lucha contra la adversidad y capacidad de liderazgo. Tanto es así que el aplaudido líder norcoreano Kim-Jong-Un acaba de subir el monte más alto de Corea, el Paektu, de 2.750 metros, en olor de multitudes y entre miradas de adoración de sus súbditos, eso sí, despeinándose solo el flequillo frente al viento somital.
Como dice el periódico oficial, Rodong Simun, «este ascenso proporciona una fuerza mental mayor que ningún arma nuclear». A ver si se anima nuestra clase dirigente, tan necesitada de laureles, e intenta, a ser posible, algún volcán preeruptivo local.