Arnaitz GORRITI
liga acb endesa

Bilbao Basket, puro saco de boxeo

Los hombres de negro se llevaron una paliza en toda regla en su visita a la cancha del Real Madrid. La escuadra merengue rompía elpartido con el 23-7 del primer cuarto y un parcial de 13-1 en los minutos previos al descanso. Los rebotes de Williams fueron lo mejor.

REAL MADRID 78

BILBAO BASKET 52


¿Cómo explicar un partido que no fue un partido? ¿Cómo explicar que Bilbao Basket se prestó como saco para que el Real Madrid lo golpeara cuantas veces quisiera y con la intensidad que le dio la real gana? El Real Madrid se valió del tropezón sabatino de Unicaja para recuperar el liderato clasificatorio, amén de darse un homenaje ante su público tras clasificarse para la Final Four de la Euroliga. El problema es que su víctima fueron unos hombres de negro que suman cuatro derrotas seguidas.

El 23-7 del final del primer cuarto lo decidía todo. Absolutamente todo. Sito Alonso decidía prescindir de Axel Hervelle, siendo este uno de los afectados por las molestias físicas que el técnico de Monzón anunciaba durante la semana, aunque sin citar nombres. Más aún, el preparador bilbaino decidía poner de titulares a Wragge y Latavious Williams como pareja interior, noticia que Felipe Reyes agradecía con el alma, ya que anotaba 7 de los 11 primeros puntos del Real Madrid.

Se puede decir que los hombres de negro aguantaron el primer envite, aunque no el segundo. Tal vez, pero la traducción numérica es que a partir del 13-7 Bilbao Basket encajó un parcial de 10-0 sencillamente apabullante. Quino Colom y Mumbrú no parecían ni la sombra de ellos mismos, la batalla por el rebote se tiñó de blanco, mientras que Bilbao Basket fiaba sus acciones al acierto en el triple, pero pagando el precio de que el acierto caprichoso le fue esquivo. Solo Dairis Bertans, casi más por su intensidad atrás que por meter algún triple que otro, daba mínimamente la cara.

El segundo cuarto fue más de lo mismo. Pablo Laso dio minutos a sus menos habituales y estos quisieron corresponder esta confianza. Primero Jaycee Carroll, antes de lastimarse el tobillo derecho tras pisar a Andjusic en su tercer intento triple acertado, y luego Facundo Campazzo, lideraron un nuevo parcial merengue, se se iba del 39-23 al 52-24 del descanso. Un 13-1 que evidenciaba qué equipo estaba compitiendo y cuál de ellos, impotente, pasaba por ahí.

Minutos de la basura y mejoría

Los 20 minutos restantes estuvieron de sobra, porque ni Bilbao Basket mejoró –en rigor, sí, llegando a ganar el tercer período– ni el Real Madrid quiso hacer más sangre.

Así, entre los bilbainos destacaría la labor reboteadora de Williams, capaz de hacerse con 13 rechaces, amén de Marko Todorovic, autor de 14 puntos pese a jugar sin entrenar, según dijo su entrenador, a cuenta de un proceso gripal. En el Real Madrid, Sergio Rodríguez rozaba el triple doble, aunque tampoco se pasara en el empeño.

Preparando el siguiente partido a partir del descanso

No había nada que objetar ni ningún pero que poner a la victoria del Real Madrid. Sito Alonso achacaba la paliza a lo sucedido en la primera mitad, mientras que prefirió utilizar la segunda para plantearse otros objetivos más «reales» y a medio plazo.

«En los 20 primeros minutos no hemos sido merecedores de ir tan abajo. Ellos han estado muy bien de cara al aro y nosotros muy desacertados, pero lo que más me preocupaba era que el desacierto producía un desánimo en la siguiente acción defensiva, y eso hacía que nos costara reaccionar», reconocía.

«En el vestuario teníamos la opción de plantear objetivos ‘irreales’ como ir a por el partido, u objetivos ‘reales’» como luchar por cada cuarto, recuperar sensaciones y, sobre todo, defender un poco más agresivos. Así lo hemos hecho y creo que eso nos va a servir en nuestro siguiente partido, ya que jugamos en casa y tenemos que mostrar un poquito de mejoría en aspectos básicos como son la defensa y los roles de cada uno en el equipo», añadía el técnico de Monzón.

El preparador valoró «el esfuerzo» de Williams, como ejemplo de la mejoría de los suyos tras el receso. «La cuestión era ir cuarto a cuarto, luchando cada balón hasta el final. Era importante, no de cara a este partido, sino de cara a los siguientes», culminaba. A. G.