Las concesiones de ambas partes pueden impulsar las negociaciones
La propuesta enviada por el Gobierno de Alexis Tsipras a última hora del jueves a la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional fue recibida positivamente por la mayor parte de los socios de la eurozona, salvo Alemania, que optó por no valorarla. En el seno de Syriza han surgido algunas desavenencias.
Comparando su nueva propuesta con la posición que ha mantenido hasta ahora el Gobierno de Grecia y que le llevó a convocar el referéndum del pasado domingo, es evidente que hay algunos cambios de calado que pueden considerarse cesiones a las exigencias de la troika. Y repasando los postulados que hasta ahora mantenían las instituciones acreedoras, también es cierto que el Ejecutivo de Syriza se mantiene firme en su estrategia de fondo, ya que sigue reclamando la reestructuración de la deuda –ahora prefiere utilizar el término «reperfilado»–, se niega a subir el IVA a los productos básicos e insiste en gravar más a quienes más tienen.
Hace apenas una semana, el primer ministro griego colocó muy alto el listón cuando reclamó al Parlamento que respaldara la convocatoria del referéndum. «Las propuestas de las instituciones incluyen medidas que llevarían a una mayor fragmentación del mercado laboral, recortes de pensiones, nuevas reducciones en los salarios del sector público y un aumento del IVA en alimentos, restaurantes y turismo, con la eliminación de las deducciones fiscales en las islas. (...) Estas propuestas –enfatizó– claramente violan las normas sociales europeas y el derecho fundamental al trabajo, la igualdad y la dignidad...».
Para entonces, Atenas ya había recibido el rechazo frontal de sus socios del Eurogrupo y del BCE a las sucesivas propuestas para el acuerdo que iba presentando. Incluso se negaban a hablar sobre la reestructuración de la deuda hasta que, una vez convocada la consulta ciudadana, el FMI asumió en un informe que esta es «necesaria».
Muchas precisiones
Las medidas incluidas en el documento elaborado por el Gobierno de Tsipras contienen muchas matizaciones, por lo que pueden dar lugar a distintas interpretaciones, según lo que se quiera subrayar.
Como está recogido en el texto anexo, se contempla una subida del IVA, pero se mantiene el índice superreducido para los medicamentos y los libros –incluso se propone bajarlo medio punto, hasta el 6%– y tampoco se eleva el que grava la energía eléctrica, que seguiría en el 13%. Las instituciones habían exigido que solo hubiera dos tipos –el 13% y el 23%– y que la electricidad se gravara con el mayor.
Atenas asume la desaparición de las ayudas que se conceden a las pensiones más bajas desde que Syriza ha llegado al poder, pero propone que sea un proceso gradual hasta finales de 2019.
También plantea la aplicación paulatina para otras reformas que no entraban en sus cálculos iniciales, como la eliminación de subvenciones a la agricultura y de exenciones a las islas.
Valoraciones al primer bote
La mayoría de los socios de la eurozona valoraron positivamente la nueva iniciativa griega. Resultó chocante que algunos lo hicieran al primer bote, apenas unas horas después de que el documento fuera transmitido a Bruselas la noche del jueves, y que incluso hubiera quien lo hiciera de forma entusiasta.
El presidente del Eurogrupo, Jeroem Dijsselbloem, calificó de «meticulosa» la propuesta de reformas formulada por el Gobierno de Tsipras para conseguir un tercer rescate, de 53.500 millones de euros.
Para el presidente francés, François Hollande, «es seria y creíble» y debe permitir «lanzar las negociaciones, pero con la voluntad de concluirlas». El papel que está jugando París en los últimos días está siendo cada vez más comentado. Medios como “The Guardian”, “Le Monde” o “Politico” sostienen que el Gobierno francés ha colaborado directamente en la preparación de las últimas propuestas de Grecia, lo que tanto el Ejecutivo como El Elíseo se han negado a confirmar.
También se mostró «más optimista» el primer ministro italiano, Matteo Rentzi, quien llegó a decir que confía en que el Eurogrupo alcance hoy un acuerdo y que no haga falta que se celebre la cumbre de la UE prevista para el domingo.
Como contrapunto, el Gobierno alemán se negó a evaluar ante los medios el paquete de reformas griego, limitándose a subrayar que «el expirado segundo programa ya no existe».
Algunos desmarques en Syriza
En cuanto a la situación interna, Alexis Tsipras acudió a primera hora de la mañana al Parlamento de Atenas para defender su propuesta en la correspondiente comisión, paso previo a la autorización para negociar que debían votar en el pleno los 300 diputados a última hora de la noche. El primer ministro obtuvo el respaldo mayoritario del grupo de Syriza –al menos así lo indicó la prensa griega– y de formaciones de la oposición como Nueva Democracia y To Potami, que hicieron campaña en favor del «Sí» en el referéndum.
La jornada matinal no estuvo exenta de desavenencias en el seno de Syriza. El ministro de Energía y líder de la corriente Plataforma Izquierda, Panayotis Lafazanis, afirmó que la propuesta formulada por el Gobierno «no es compatible con nuestro programa», según recogió la agencia Efe.
Lafazanis no suscribió el borrador de acuerdo remitido a las instituciones. «El ‘no’ del pueblo en el referéndum no puede traducirse en un ‘sí’ humillante», añadió. Por su parte, el ministro de Trabajo, Panos Skurletis, habló de una «capitulación» que considera «necesaria».
El titular de Finanzas, Euclides Tsakalotos, rechazó esas críticas, al tiempo que advirtió de que no es «momento para caer en triunfalismos», pues el Gobierno está convencido de que «si se llega a un acuerdo, será un acuerdo muy difícil».
También la reunión de ANEL, formación de derechas que comparte Gobierno con Syriza, tuvo sus más y sus menos, hasta el punto de que fue interrumpida durante una hora porque el líder del partido, Panos Kamenos, solicitó un encuentro con Tsipras para pedirle una serie de aclaraciones, especialmente sobre el recorte contemplado en el gasto de Defensa.
El reparto de la deuda según las cuentas de sus acreedores
La deuda pública de Grecia asciende actualmente a 312.000 millones de euros –lo que supone un 177% de su Producto Interior Bruto (PIB)–, de los cuales tres cuartas partes están en manos de instituciones públicas. La agencia France-Presse (AFP) ha hecho el siguiente desglose en base a informaciones proporcionadas por los principales acreedores.
El Fondo Monetario Internacional posee un 8%, cerca de 21.000 millones de euros según la tasa de cambio del euro contra los DEG (derechos especiales de giros) una especie de moneda creada por el FMI.
El Eurosistema –que agrupa al Banco Central Europeo (BCE) y a los bancos centrales de los 19 estados de la eurozona– cuentan con 23.000 millones, ligados principalmente a la compra de títulos griegos en el marco del programa SMP (Securities Market Program).
El principal tenedor es el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), con 130.900 millones; es decir, casi el 41% de la deuda griega. Fue creado en 2010 para ayudar a los países de la eurozona en dificultades.
Grecia también ha contratado préstamos bilaterales con sus socios europeos por un total de 53.000 millones. El más expuesto por esta vía es Alemania (15.200 millones), seguido del Estado francés (11.400), Italia (10.000) y el Estado español (6.700).
Tras la reestructuración de 2012, el sector privado, bancos y otros fondos de inversión, disponen de menos de un 20%.
Puntos destacados de la propuesta del Gobierno de Grecia a la Comisión europea:
Financiación:
El Ejecutivo de Syriza pide a las instituciones acreedoras (Comisión Europea, BCE y FMI) un «reperfilado» de la deuda a largo plazo y que revisen los objetivos del excedente primario (superávit presupuestario sin las cargas de la deuda) para Grecia en los próximos ejercicios.
Atenas solicita una financiación de 53.500 millones de euros, que se destinarían a cubrir las obligaciones de la deuda hasta 2018. También considera que necesitará 35.000 millones para revitalizar su economía.
La deuda pública griega supera los 300.000 millones, un 177% del PIB.
Reforma del IVA
Para los medicamentos, libros y teatros, el IVA se reducirá del 6,5% al 6%.
Para otros productos básicos, la electricidad y los hoteles, el IVA se mantiene en el 13%. Los acreedores habían propuesto gravar la electricidad con un 23%.
Tasa unificada del IVA al 23%, que afectaría especialmente al sector de la restauración, en el que hasta ahora se aplicaba el 13%.
Reforma de las pensiones:
La edad de jubilación se sitúa en 67 años o, para quienes hayan cotizado 40 años, en 62. Se incrementaría gradualmente hasta el año 2022.
Eliminación gradual de las prejubilaciones, con excepción de profesiones de riesgo y madres con hijos discapacitados. Se aplicará un sistema de sanciones para reducir la jubilación anticipada.
Aumento de las cotizaciones de los pensionistas al sistema sanitario, pasando del actual 4% al 6%.
Eliminación gradual de las ayudas a las pensiones más bajas (denominadas EKAS) de aquí al 31 de diciembre de 2019.
Reforma del IRPF:
Aumento de la tasa de retención del 11% al 15% para ingresos menores a 12.000 euros, y del 33 % al 35 % para los superiores.
Reforma fiscal:
La tasa del Impuesto de Sociedades subiría del 26% al 28%, en lugar de hasta el 29% como proponía el Gobierno de Alexis Tsipras. Se aplicaría el pago adelantado del 100% de este gravamen.
Aumento inmediato de los impuestos sobre los productos de lujo, del 10% al 13%, y la publicidad en televisión.
Supresión de las ventajas fiscales para las islas, como pedían los acreedores, pero excluyendo a las más alejadas y comenzando por las que disponen de mayor riqueza y mayor afluencia de turistas. En los últimos años se venía aplicando una reducción del 30% del IVA. Se implementaría entre el próximo octubre y finales de 2016.
Reducción gradual de las subvenciones al gasóleo y otras excepciones fiscales de las que gozan los agricultores, de aquí a 2017.
Privatizaciones:
La propuesta afectaría a los puertos del Pireo y Tesalónica, así como a los aeropuertos regionales. Estos procesos de privatizaciones ya estaban en marcha antes de la llegada al poder de Syriza, que decidió congelarlos.
Gasto militar:
El presupuesto de Defensa sería recortado en 300 millones de euros en dos años. Se ahorrarían 100 millones de euros en 2015 y los otros 200 en 2016. Los acreedores habían reclamado una reducción de 400 millones.
El Ministerio de Defensa está dirigido por Panos Kamenos, líder del partido de derechas ANEL, el socio gubernamental de Syriza.