Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Elkarrizketa
MIKEL ARANBURU
CONSEJERO DE ECONOMÍA Y HACIENDA DE NAFARROA

«Me siento de izquierdas, porque he defendido lo público desde siempre»

Licenciado en Empresariales y Derecho, entró en Hacienda en 1980, donde ha desarrollado su actividad profesional como inspector tributario y, sucesivamente, jefe de la Inspección, director de Gestión Tributaria, director de Tributos, director de Fiscalidad y, nuevamente, inspector de Tributos. También ha sido asesor de la comisión negociadora del Convenio Económico.

El guarda de la moderna sede de la Hacienda hace una llamada tras recoger el carné. «Debo confirmar el acceso», dice. Antes de abrir el paso, hace entrega de una tarjeta blanca, necesaria para salir. En el ascensor hay que marcar el piso 14 para llegar al despacho del consejero. Salvo Mikel Aranburu y su secretaria, también euskaldun, parece no haber nadie más en la planta.

En la sala de espera hay fotos de todos sus predecesores en el cargo. ¿Usted es el único que ha salido de «la casa»?

Los he conocido a todos. Y sí, soy el primero de esta casa.

Usted lleva más de 30 años en Hacienda y es inspector. ¿Cuántos inspectores más hay?

Entre técnicos e inspectores, unos 30 ó 35. Ha habido jubilaciones muy recientes y, además, nos acabamos de ir dos: uno a la Consejería y otro a la Gerencia.

Los políticos prometen planes de lucha contra el fraude que suenan a cantos de sirena. Luego se dice que los inspectores son pocos. Ahora que un inspector maneja las cuentas, ¿reforzará de verdad el cuerpo?

Tenemos esa obligación en el acuerdo programático. Dice expresamente que hay que reforzar los recursos humanos y los medios técnicos contra el fraude. Eso lo tenemos que acometer, porque son recursos que retornan con creces. Pero no sé decir aún ni qué medios vamos a poner ni en qué cantidades. La inspección sí que hay que reforzarla, pero la gestión tributaria también tiene una importante labor contra el fraude y permite recuperar unas cuantías muy importantes.

Hace año y medio, la exdirectora gerente, Idoia Nieves, salió públicamente denunciando una serie de escándalos y generando cierta crisis de credibilidad en Hacienda. ¿Esa crisis está superada?

No sé si fue una crisis de credibilidad. O no sé si se vio afectada la credibilidad de la Hacienda. Al contrario, creo que se vio reforzada. Fue una crisis de confianza entre la consejera y la directora gerente. Ahí lo que quedó claro, precisamente, es la independencia de Hacienda con respecto de la consejera.

¿Esa independencia es lo que vino a defender Nieves?

Eso es lo que se vio en la comisión. Sí que es verdad que estas cosas al funcionario de Hacienda no le gustan. Nosotros somos muy discretos, ya que este es un trabajo regido por el trabajo profesional y la discreción. Cuanto menos salgamos, mejor.

¿Qué ha supuesto para la Hacienda el caso VW?

Es un asunto que le ha explotado al anterior gobierno, pero que se venía generando en el tiempo. Al final, no es más que un mal funcionamiento de unas fórmulas de ajuste. Estas formulas tienen origen en el año 1985, en aquel otoño antes de la llegada del IVA con motivo de la entrada en la UE. Pero las entregas intracomunitarias están exentas de IVA y es la Hacienda Foral la que devuelve los IVA soportados, y eso no se ajusta perfectamente a las fórmulas. Se sabía desde el principio, pero los gobienos consintieron –no solo el navarro, también el español– este atajo a través de un cambio en la comercialización.

Visto el desenlace, ¿no fue una chapuza?

Una chapucilla, sí. Como no querían discutir la fórmula fue un ‘si con esto estáis contentos, nosotros también’. Por eso me extrañó el escándalo, porque era sabido. Y lo que ha hecho el Gobierno de UPN ha sido poner más parches deprisa y corriendo para parar la hemorragia. No se ha entrado al fondo.

Hace un año estaba Yolanda Barcina diciendo que la viabilidad de Navarra estaba en juego.

Tal y como se produjeron los hechos, la noticia del acta más la obligación de devolver todos esos miles de millones... la verdad es que hundía la tesorería de Navarra.

Pero la imagen que da es que la inseguridad jurídica en la que vive Hacienda es atroz...

En ese momento sí, porque se utilizó un atajo y una chapuza, y en el momento que eso cae, pues te quedas en una situación muy difícil. Pero si nos retrotraemos al inicio, no hay por qué alarmarse, porque la recaudación del consumo de los navarros corresponde a Navarra. A mí me gustaría, para limpiar toda esta imagen y para no volver a las andadas, poder prescindir de estos parches y muletas. Pero revisar las fórmulas no es fácil, porque son las mismas que las que tiene el Concierto. Una negociación en profundidad podría afectarles a ellos. Con todo, no puede continuar eso de tener que ir a Madrid cada dos por tres para decirles «dame más». Eso ha acabado molestando también al Gobierno del PP. De todos modos, a corto plazo, una negociación tan seria como esa no se va a abrir, pero tenemos cuatro años. Ojalá podamos cerrarlo y dejarlo bien. Sería un gran favor para los navarros a futuro.

Le voy a preguntar algo que, últimamente parece tabú. ¿Es de izquierdas o de derechas?

Eso lo tendrá que juzgar la gente. Yo me siento más de izquierdas. He defendido, desde siempre, lo público. Un exconsejero me definió en su día como un militante de la Hacienda Foral. Me hizo gracia, pero es así. Por cierto, varios exconsejeros me han llamado para felicitarme. Esa defensa de lo público, de la equidad, pienso que es propio de la mentalidad de izquierdas.

Cuando se toca la economía, parece que solo pueden hablar con autoridad los empresarios y la derecha...

Ah, no, eso sí que no. Al contrario, la teoría, los catedráticos... hay muchísima gente de izquierdas comprometida con la economía. Lo que ocurre es que la derecha son los que ganan.

 

«La bola de nieve de Osasuna creció por decisiones políticas»

¿Tiene una opinión formada ya sobre lo ocurrido en Osasuna?

Lo que he visto es lo que, al final, ha recogido muy bien la Cámara de Comptos. En su informe sí que se refleja, a mi entender, cierta negligencia por parte de la administración tributaria en la exigencia real del cobro de esas deudas. Pero no creo que haya sido por un trato de favor, sino que llegó también sobrevenido por la importancia del contribuyente y por la presión que el contribuyente hacía sobre algunos funcionarios en el momento en que se les exigía papeles o declaraciones. El club enseguida les decía que hablarían con el gerente o el consejero.

Esos aplazamientos de deuda, que son los que han llevado al club a esta situación, los concedió siempre el Gobierno, no la Hacienda navarra.

Sí, eso es cierto. Hacienda siempre ha actuado correctamente, fueron decisiones políticas las que hicieron crecer la bola de nieve de la deuda. Hasta llegar hasta donde estamos, que es una ley que a nadie gusta, pero que tendremos que aplicar. Con la dación en pago y esos bienes, Osasuna dice ahora que podrá asumir la deuda en unos años. Veremos.

¿Y qué hay de ese informe sobre la tasación?

La ley dice que la tasación la hace un tercero. Y esto es curioso. Si yo soy el acreedor de algo, la tasación la hago yo. Esta ley dice que no vale lo que dice Hacienda, y como lo dice la ley, pues la ley se cumple. Pero ese tasador era el mismo que el tasador de parte, y lo propuso Osasuna desde el primer momento. Es verdad es una empresa de reconocido prestigio, pero podría sospecharse que es una tasación interesada al alza.

Los servicios de tasación de Hacienda creen que el precio se hinchó en más de diez millones. Pero eso no se comunicó a Comptos. ¿Qué persona era la encargada de trasladar esa información y no lo hizo?

No sé si sería el gerente de Hacienda o la consejera. En definitiva, el Gobierno era quien tenía el deber de informar.