El primer desplazamiento «asequible» tras visitar el Palau Blaugrana en la primera jornada no fue fructífero, por poco, pero así fue. Anaitasuna jugó sus bazas, enzarzado en un toma y daca intenso, pero desaprovechó primero las opciones de despegarse en los minutos de superioridad numérica de que disfrutó en la segunda mitad (cuatro exclusiones gallegas por una, ya al final, de Ugarte), y luego se topó con Lamariano (14 paradas, 40% de acierto, aunque Sergey Hernández, con 11 –35%– también rindió a buen nivel) en el tramo decisivo, en varias situaciones cómodas de remate que el meta de Eibar logró detener.

Iñaki Pérez resumía con estos detalles los momentos clave de un partido que se presumía igualado, y lo fue, con gran intensidad defensiva por parte gallega –el entrenador de Anaitasuna también destacó la labor de su equipo en este aspecto–, y en el que los navarros quizá fueron un poco pardillos en la última jugada, preparada durante un tiempo muerto, en la que los gallegos tuvieron la opción de hacer una falta y luego dejar correr los segundos hasta el bocinazo final, y Anaitasuna con la única posibilidad del lanzamiento directo, repelido por la barrera.