Travis Wear, la respuesta cabal de Gipuzkoa Basket
Más allá de sus virtudes referentes al juego, parece que el californiano destaca por encajar en el equipo.
«Nuestro principal referente es David –Doblas–. Por ello, nosotros necesitamos un jugador que pueda jugar con David y sin él», reconocía Jaume Ponsarnau instantes después de cortar a Ivan Johnson, tras 12 días de contar con él para ese rol de complemento con Doblas.
El carácter díscolo y poco dado a la adaptación de Ivan Johnson, al que el propio Ponsarnau definiría como «inentrenable en Europa», precipitaría su salida. Ello provocaba una orfandad en el juego interior de cara al debut en la presente Liga ACB, que Retabet.es Gipuzkoa Basket pagaría bien caro: derrota por 97-64 frente a Gran Canaria.
Un naufragio en toda regla en todas y cada una de las posiciones; en especial la de pívot, personificado en David Doblas: eliminado por faltas, con cuatro puntos –1 de 6 en tiros de campo–, un rebote, una asistencia y un robo. Por no hablar de Milbourne, autor de 5 puntos y 6 rebotes, pero con una carta de tiro de 2 de 14 y una valoración de -7. «Ante Gran Canaria tuvimos un principal problema, que fue que la respuesta que dimos a lo largo del partido fue individual, y en este deporte y en esta Liga, las respuestas individuales suelen chocar; y chocamos», resumía el técnico donostiarra.
Entre tanto, Gipuzkoa Basket se hacía con Travis Wear, un ala-pívot de 2,08 metros y que en la última campaña jugaba unos pocos minutos en los New York Knicks. Un jugador menos brillante que Johnson pero más cabal, al que ya se tentó en verano, aunque entonces no pudo venir. Un ala-pívot que destaca por su tiro de media distancia y por tener un gemelo en Fuenlabrada.
«Soy un jugador versátil, puedo tirar y soy grande, así que puedo defender en el interior. Además soy un jugador de equipo, puedo hacer jugadas para los demás. Creo también que una de mis habilidades principales es el tiro de tres», declaraba Travis Wear en su presentación. O sea, que la teoría de «poder jugar con David y sin David» se cumpliría, aunque su debut, contra el Real Madrid, no parece el mejor escenario.
«El Real Madrid es un rival perfecto para que las respuestas de carácter sean siempre colectivas», avisaba Jaume Ponsarnau en su alocución semanal, algo a lo que Travis Wear se deberá amoldar a pesar de llevar solo una semana de entrenamientos.
«Humildad en la integración»
Claro que, según el técnico donostiarra, la adaptación del jugador de Long Beach va viento en popa, ya que el sentido colectivo de Wear respecto al juego y los compañeros poco tiene que ver con el de su antecesor. «Cuando partes desde la humildad en la integración, todo es más fácil», revelaba.
«La adaptación de Travis está siendo muy óptima», resumía Ponsarnau. El propio jugador afirmaba que, pese a sumar solo un entrenamiento con su nuevo equipo –en el momento de su presentación–, «me gustan mis nuevos compañeros y el entrenador es genial. Toda la gente que he conocido hasta ahora ha sido fenomenal. Mi primer entrenamiento creo que fue muy bien. Es emocionante empezar a jugar partidos con estos chicos».
«Aprende rápido, asume rápido, y tiene la educación y la sensibilidad para hacer el esfuerzo de adaptarse él», añadía Ponsarnau, que sacaba la conclusión de que esa actitud «supone ir más rápido a corto plazo».
«Él tiene baloncesto, a pesar de ser un jugador joven y con poca experiencia profesional; tiene baloncesto, tiene pase y esta polivalencia de poder jugar por fuera o en medio espacio, que son unas virtudes más fáciles de adaptar. Podrá ayudar más de lo que indica la lógica que puede ayudar un jugador que lleva solo una semana de entrenamientos a un equipo que lleva bastantes semanas trabajando», culminaba.
«La cancha mide lo mismo»
Pasar del Madison Square Garden a otro pabellón supone bajar de nivel, al menos en lo que al «glamour» del recinto. Con todo, parece que Travis Wear llega con la lección aprendida. «¡Al final todas las canchas tienen el mismo tamaño!», dijo.
Otro tanto de lo mismo respecto a las diferencias del baloncesto FIB a la NBA. «Hay diferencias, pero al final del día, solo es baloncesto. Las diferencias en baloncesto realmente no importan; para mí, es simplemente vivir en otro país, aprender la cultura y estar en un entorno diferente, y además es una gran oportunidad de jugar en una de las mejores Ligas del mundo», remachaba.