El concepto de “turista” siempre ha tenido una cierta mala fama, a veces con bastante razón. Si ya en 2012 un turista chino causó sensación con un “Ding Jinhao estuvo aquí” en un bajo relieve egipcio, de 3.500 años, en el templo de Luxor, el campo base del Everest por la vertiente tibetana (el cual atrajo más de 40.000 turistas en 2015 ya que se llega en vehículo) empieza a ser invadido por los graffitis tipo “yo estuve aquí” sobre las rocas del entorno. Otro tipo de turismo, eso sí, de alto nivel pecuniario sobrevuela por encima de esa mala fama, así el diario “The Guardian” nos informa de que 40.000 pastores Masai han recibido la orden del gobierno de Tanzania de abandonar sus territorios ancestrales de Loliondo, en las cercanías del Parque Nacional Serengeti. El objetivo es la venta de estas tierras a la familia real de Dubai para la creación de una reserva de caza particular. Los turistas zarrapastrosos no tienen ningún tipo de tacto, pues donde esté el apropiarse de la zona que se quite todo lo demás, dónde vamos a parar. El caso es que hace un año el proyecto se declaró abandonado por el gobierno ante el revuelo que se estaba produciendo con 1,7 millones de firmas en contra llegadas desde las cuatro esquinas del planeta. Se ve que era un recular hasta que se calmaran las aguas. Ahora ofrece a cada Masai unos 460 euros, no a nivel personal, si no como inversión en “proyectos”, no se lo vayan a gastar en vino.