«Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida». Ernesto «Che» Guevara, nada menos, dejó esta cita en “La sierra y el llano”, y Julio Cortázar lo empleaba para comenzar su relato «Reunión», en el que el trasunto del «Che» narra a su hijo los desastrosos avatares que llevaron a los protagonistas del desembarco del «Granma» hasta volver a encontrarse con «Luis» y «Pablo» –Fidel y Raúl Castro– para iniciar la Revolución.

El desembarco del «Granma» salió bien de milagro: era un barco pensado para 15 personas, y estaba abarrotado con 82 y sobrecargado de toda clase de pertrechos, hasta el punto de que fue la propia sobrecarga y la expansión de los maderos a causa de la humedad –léase “Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo”, escrito por la periodista Katiuska Blanco y editado por Txalaparta– la que evitó el hundimiento del barco. Pues bien, Laboral Kutxa Baskonia tiene esa única alternativa, ante el 2-0 adverso frente al Barça: buscar la manera de acabar la temporada de la forma más digna posible, o el milagro de remontar el 2-0 y volverlo en 2-3.

«Tenemos el gran reto de seguir vivos», apuntaba Velimir Perasovic en la previa al encuentro de esta noche, que arrancará a las 21.00. No sin razón, el técnico gasteiztarra advertía que la «final» de esta noche no es la primera que ha debido superar su equipo a lo largo de la temporada, y que en muchas de ellas los suyos han conseguido sacar los partidos.

«Hemos tenido ya varias finales esta temporada. Si queremos seguir hay que ganar mañana –por hoy– y lo vamos a intentar», recalcaba el preparador de Split.

Cuestión de ritmo

Más allá de afrontar una «final» o la necesidad de que el público asista –entre otros, el campeón manomanista Iker Irribarria, baskonista confeso y que será homenajeado en los prolegómenos del choque–, Velimir Perasovic hacía hincapié en tomar el control del ritmo del partido, con el control del rebote como una de las principales armas para tal propósito.

«El Barça es un equipo que juega a pocas posesiones. Suele lanzar mucho cuando restan uno o dos segundos. En el primer partido el Barça nos cogió muchos rebotes ofensivos y eso impidió que pudiéramos hacer el juego que nos interesa», recordaba. Para ello, Perasovic señalaba que sus jugadores tienen que «intentar que cometan más fallos» ya que si el Barça no comete fallos, «no tenemos robos y rebotes claros que nos permitirían jugar con velocidad».

Como queda dicho, nadie hasta la fecha ha sido capaz de levantar un 2-0 adverso en la ACB, al menos en el formato actual de 2-2-1. Cuestionado sobre este tema, el técnico baskonista prefería ser práctico, y centrarse exclusivamente en el duelo de esta noche, sin más.

«Todos son conscientes de que tenemos capacidad de ganarles; lo hemos demostrado durante la temporada que podemos conseguirlo. Viendo el segundo partido, sabemos que si llegamos al último vamos a tener opciones. Pero para llegar al final hay que ganar este partido, es lo único que ahora vale», recalcaba el preparador croata.

Por su parte, Kim Tillie razonaba en términos parecidos a su entrenador, aunque el ala-pívot francés sorprendía por la agresividad de sus palabras.

«Vamos a demostrar que tenemos mucha ambición y que queremos vendetta», afirmaba. En opinión de Tillie, «estábamos arriba en los últimos minutos y perdimos el segundo partido por errores de concentración; lo tuvimos. Tenemos que jugar más serios en esos últimos minutos». «Además, estamos con nuestros aficionados y eso nos da más energía», concluía.

Toda la energía disponible será poca ante un Barça que ha demostrado tener recursos de sobra. Frente al bando culé, Laboral Kutxa Baskonia se la juega a una carta, en busca del primer paso que lo lleve al milagro que nunca antes se dio, como el recordado desembarco del «Granma». Con 2-0 en contra, empero, el Baskonia nada tiene que perder. «No tenemos otra opción; hay que ganar o nada. Ya no tenemos presión», aseguraba Kim Tillie.

Curry renuncia a los Juegos Olímpicos

A solo dos partidos de revalidar el anillo de campeón de la NBA, Stephen Curry anunciaba que no participará en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro el próximo mes de agosto.

«Después de reflexionar y discutirlo con mi familia, y conjuntamente con los Warriors y con mis representantes, he decidido retirar mi nombre de la lista de seleccionables por el equipo de Estados Unidos para los Jugos en Brasil. Esta decisión se la he comunicado a Jerry Colangelo», presidente de la federación estadounidense (USA Basketball), dijo el jugador franquicia de los Golden State Warriors a través de un comunicado.

No es la única renuncia que procede de los Estados Unidos, puesto que LaMarcus Aldridge, ala-pívot de los San Antonio Spurs, tomaba la misma decisión. De esta forma, el equipo estadounidense sigue añadiendo bajas a una lista que ya incluía las ausencias de Blake Griffin, Chris Paul, Anthony Davis o John Wall.GARA