ENRIQUE VIVANCO FONTQUERNI
Barcelona
GUTUNAK

Brexit

Por fin el espejo empañado de la Unión Europea refleja el idealismo del opio, de una construcción política y económica a la medida de unos intereses espurios de los Estados del centro de Europa. Las clases populares inglesas han conseguido la reivindicación más importante después de la Revolución del siglo XVII.

Es un día de victoria, una vez más desde la periferia de Euro-Asia, la inteligencia política de los británicos cristaliza en la realidad de una sociedad que exclama: «¡yo soy el espacio donde estoy!».

El mundo que quiere enmascarar a las naciones para que las termitas trasnacionales destruyan la biodiversidad y nos conviertan en avatares consumistas, sin raíces y desmemoriados de todo el sufrimiento padecido por las generaciones anteriores, para seguir imponiendo una vida de esclavos a las clases trabajadoras, que sólo ofrecen la posibilidad de estar encerrados en el exterior, ha tenido la primera derrota. Es de esperar su contraofensiva. Cuando el pueblo llano puede expresar su opinión sin intermediarios, demuestra que la única política posible para poder cambiar el rumbo del siglo XXI es construir parlamentos que implementen la voluntad de los ciudadanos sin cortapisas. La Troika es la Santa Inquisición que hay que derrotar y el adversario a neutralizar.