«Es más fácil acertar si participan 200 que 20, y 2.000 que 200»
Rodríguez (Donostia, 1979) y Sabalza (Iruñea, 1978) pusieron cara y voz en Gasteiz al inicio del nuevo Sortu. La refundación está lanzada a todo tren sobre estos dos raíles: participación y transparencia. El día después, explican cómo van a abrir las puertas.
Sortu cambia su dirección al completo y además tras unos resultados electorales malos, pero con buen ambiente y adhesión muy alta al nuevo equipo. Suena algo extraño, ¿no?
Maite SABALZA: Se explica porque el cambio viene de atrás, era un mandato del proceso Abian. Se habían detectado deficiencias en la aplicación de la estrategia y una parte, aunque no todo, recaía lógicamente sobre el equipo de dirección anterior.
Arkaitz RODRIGUEZ: Esa tranquilidad y adhesión viene del consenso que hay sobre la necesidad de establecer un punto de partida para una refundación. Desde el Consejo Nacional saliente al último militante era bien consciente de la necesidad de cambios en profundidad. Y valoramos tremendamente el trabajo de ese Consejo, que ha afianzado el cambio de estrategia en unos años que no han sido nada fáciles. Es algo que hay que agradecer.
Refundación suena muy fuerte, y más para un partido que solo tiene cuatro años de vida...
M.S: No vamos a ocultar que la situación requería algo potente. No debemos tener miedo, sino todo lo contrario, reconocer que estábamos en una situación que no respondía a las necesidades que nos habíamos marcado. ‘A grandes males, grandes remedios’, se suele decir.
A.R: Es que el objetivo también es muy grande; estamos hablando de articular un proceso independentista. Eso exige toda una revolución organizativa, de cultura política y de mentalidad. No solo a la izquierda abertzale, al independentismo en general. Hay que hacer una oferta atractiva para una mayoría, con un profundo contenido social, un liderazgo civil potente... y para eso hay que horizontalizar estructuras, hace falta humildad y a la vez ilusión, alma, pasión. No es posible si seguimos funcionando como en la fase anterior, de resistencia; toca construir.
Se abren puertas a eso que se llama «inteligencia colectiva» de la izquierda abertzale. ¿Por qué creen que no está en Sortu? Y ¿que harán para que esté?
A.R: No hemos acertado en eso. Hay que abrir las puertas a una nueva militancia, a toda esa gente que compartiendo el proyecto de la izquierda abertzale trabaja en el día a día en diferentes dinámicas. No hemos sabido integrarla, no hemos ofrecido espacios de militancia para ello. Hay que habilitarlos. La oferta militante hasta ahora ha sido bastante monocolor, limitada, prácticamente como si quien quisiera participar tuviera que ser liberado o dirigente. Hay que ampliar el abanico, y lograr que quien trabaja por la independencia y el socialismo pueda hacer su aportación.
M.S: Se daba una distorsión entre el modo de militancia tradicional de la izquierda abertzale y el modo de vida de la sociedad actual. Hacen falta diferentes intensidades, velocidades... que cada cual pueda aportar lo que quiera y, sobre todo, donde quiera. Lo mejor de sí.
No les plantean solo aportar ideas, sino también decidir: «una persona acreditada, un voto». ¿Cómo se va a controlar eso? ¿Ya no hay miedos ni recelos a abrir tanto la puerta?
A.R: No sé ni si hay que detallar el control, va a ser mínimo...
M.S: ...en todo caso, ahí estará la Comisión de Garantías.
A.R: Lo importante es que toda aquella persona que comparta el proyecto de la izquierda abertzale va a poder participar, va a poder presentar una enmienda a la totalidad o plantear equipos de dirección o personas para completarla (porque la parte elegida ‘a bloque’ será menos del 30% y el resto se elegirá en listas abiertas)... Habrá todas las facilidades del mundo, y se conjugarán espacios de participación físicos con una extensión telemática, una plataforma que ya está en marcha y que permitirá desde acreditarse hasta hacer cualquier propuesta.
M.S: Superar el marco exclusivo de la asamblea es importante. El objetivo es cuantitativo, pero también cualitativo: multiplicar la militancia, si es posible por tres, por cuatro o por cinco. No se limita a la actual militancia de Sortu. Se ha visto ya en esta asamblea de Gasteiz, donde había personas que no han militado en Sortu hasta ahora.
¿Abrir la participación significa también difuminar el liderazgo de la dirección?
A.R: No es incompatible. Entendemos que los liderazgos también son necesarios.
Pero habrá veces que la opinión de la gente no coincidirá con la de la dirección...
A.R: Evidentemente. Y si se produjera con bastante frecuencia, querría decir que la dirección no acierta en sus diagnósticos. No entendemos la participación como algo estético, ni siquiera ético, aunque también sea eso; es fundamentalmente una cuestión estratégica. 20 piensan más y mejor que 2; 200 piensan más y mejor que 20; y 2.000 piensan más y mejor que 200. Esto no quiere decir que esos 2.000 siempre tengan más razón que los 200, pero probablemente va a ser así en muchas más ocasiones que al contrario. En la medida en que queremos ser una organización eficaz, eso depende de la corrección de los análisis y exige palpar las preocupaciones sociales, y esto es mucho más fácil si son 2.000 que 200.
Dicen que quieren convertir el Congreso de diciembre en un «acontecimiento». ¿Qué es eso?
M.S: Que tenga un impacto en la sociedad y le muestre que estamos en la dirección correcta y además con los mecanismos correctos. No queremos un proceso que se quede dentro de las paredes de la izquierda abertzale, sino que incida fuera. Por otro lado, creo que la profundidad de los cambios que ya se están haciendo son un acontecimiento en sí mismo, por lo que suponen en la cultura política de la izquierda abertzale.
Más allá del Congreso se lanzará una Conferencia Política sobre cuestiones más sectoriales y sobre la que ya apuntan que habrá que desatar muchos «nudos» y que no será fácil...
A.R: La estrategia está bien asentada con Abian, ahora hace falta que aterrice en una línea política con acciones concretas. Esa conferencia es para abordar todas esas cuestiones importantes con sosiego. Por ejemplo, cuando hablamos de refundar el proyecto independentista, ¿de qué estamos hablando? ¿Solo de lo que ha sido hasta ahora el abertzalismo? Creemos que no, porque entonces dejamos mucha gente fuera y nos condenamos a no ser mayoría en este país en un largo periodo. Para cuestiones así, queremos formar foros o grupos de trabajo con gente cualificada. ¿Es un problema gestionarlo? No, sobre todo es una ventaja; cuantas más aportaciones tenga esa reflexión colectiva, más garantías de éxito.
«La apuesta es equipo, no una amalgama de responsables»
¿Cómo es este equipo? Han explicado que ha sido propuesto por el Consejo saliente, pero es evidente que hay características comunes: son los del «caso Bateragune», forman una generación similar...
M.S: Algunos hemos estado en el grupo de 34 personas que ha preparado el proceso en estos meses, por lo que ya nos habíamos puesto en este camino. En cualquier caso, los criterios los fijó la asamblea de Sortu, allá por abril. Se apostó por un equipo que tuviera juventud pero también experiencia, que garantizara el equilibrio territorial y el de género, que fueran personas que tuvieran conocimiento de Sortu pero no hubieran estado asfixiadas por estos cuatro años tan complicados...
A.R: La característica principal es la que ha subrayado todo el mundo y que creo que da credibilidad al proyecto: es un equipo totalmente nuevo salvo Arnaldo Otegi, que por otra parte apenas ha tenido participación en el anterior Consejo dado que salió de la cárcel en marzo. Asimismo, se ha apostado por la fórmula de equipo, un equipo que no está hecho con vistas a perdurar porque el mandato está acotado a la refundación de Sortu y al congreso de diciembre. Por eso mismo, no se trataba de hacer una amalgama de responsabilidades, sino un lantalde. Y en próximos meses habrá que hacer lantaldes así en pueblos y barrios, hasta mostrar que somos un gran equipo. Esto no lo vamos a hacer 15, ni los casi 1.000 de Gasteiz, sino muchos miles.
Sin embargo, en este plazo habrá que tomar decisiones políticas, no solo organizativas o internas. Por ejemplo, hay unas elecciones autonómicas, habrá que definir alianzas, propuestas... En este sentido, ¿su línea va a ser totalmente continuista o se van a ir notando cambios en decisiones?
M.S: No nos corresponde hacer grandes cambios porque nuestro tiempo está muy tasado, aunque las cosas seguramente se van a hacer de manera distinta. En su caso, los grandes cambios los tendría que decidir el Congreso y se verían después.
A.R: Pero es innegable que hay un escenario electoral, entre otras cosas, y nos tocará afrontarlo. Somos conscientes de que habrá que tomar decisiones ahí, pero tendremos que ver qué escenarios se presentan.