Andy Murray, el monstruo... de las medallas de oro
El escocés logró su segundo oro consecutivo tras ganar al argentino Del Potro.
Si hablamos de Escocia, a todos nos viene a la cabeza el conocido Lago Ness. Cuenta la leyenda que en sus profundidades habita un monstruo... Pero esta vez ha sido Andy Murray quien ha tomado todo el protagonismo escocés al proclamarse campeón olímpico por segunda vez consecutiva tras Londres 2012.
El tenista, segundo favorito del torneo, llevó hasta la extenuación al argentino Juan Martín del Potro, al que superó por 7-5, 4-6, 6-3 y 7-5, para alzarse con la medalla de oro. Fue una dura lucha, como las que se batían en plena Edad Media en Escocia o en el Castillo de Stirling, a apenas 10 kilómetros del Dunblane natal de Murray. El partido sobrepasó las cuatro horas y terminó por encumbrar a ambos, abrazados en el centro de la red cuando el escocés se anotó el último punto, el del éxito.
Andy Murray se sentó después y rompió a llorar. No era de extrañar al ver el rival que tuvo ante sí. Juan Martín del Potro había llegado a Río tras superar una larga lesión –tres cirugías de su muñeca izquierda– que le había relegado hasta la posición número 141 del mundo. Sin embargo, el de Tandil eliminó al número uno mundial, Novak Djokovic, y en semifinales se deshizo de Rafa Nadal tras un encuentro muy duro y largo.
Por eso no fue de extrañar ver al portentoso tenista argentino abandonar la pista emocionado. Se había dejado la piel en cada golpe y en cada resto. Eso le llevó a empatar la final en el segundo set, después de que Murray se adjudicase el primero. Pero el desgaste le pasó factura, y el escocés lo aprovechó para convertirse en el primer tenista en ganar dos oros consecutivos en individual. «El partido más duro que he jugado para ganar un título importante», señaló.
Del Potro dio a su país la segunda plata de su historia. «El tenis es mi vida. Sufrí cuando no pude jugar y hoy el tenis me hace feliz de nuevo», recalcó.