Bolt, el treintañero de oro
El jamaicano se impuso en 200 metros repitiendo la marca de semifinales (19.78), el único «pero» que le puso a un triunfo inapelable.
Usain Bolt se colgó su tercer oro olímpico en 200 metros, el octavo de su colección. Es posible incluso que ya tenga el triple-triple y se haya situado junto al mediofondista finlandés Paavo Nurmi y el sprinter y saltador Carl Lewis en el olimpo de los nueve oros. O igual no, puesto que de madrugada habrá disputado el relevo de 4x100 m. con Jamaica, algo que por la diferencia horaria aún no había sucedido al cierre de esta edición.
Sí había logrado la victoria en el doble hectómetro, donde no pudo rebajar su récord del mundo como repetidamente había anunciado; ni siquiera mejorar su marca de semifinales, algo insólito para un atleta acostumbrado a dejarse lo mejor para las finales. Bolt quería ampliar su leyenda, ser el más grande, situarse entre «Ali y Pelé», pero a alguien tan partidario del espectáculo como el gigante de Trelawny el cuerpo le pedía una despedida de las pruebas individuales olímpicas acorde con su categoría.
Había refrescado en Río y una lluvia fina se dejaba ver en la humedad de la pista, pero aun así antes de entrar en escena bailaba Bolt en la cámara de llamadas, luego gesticulaba en su presentación tras colocar los tacos en la calle 6, calzado con zapatillas rojas y negras con toque blanco. Por una vez no se demoró en la salida y comenzó a imponer su imponente zancada, aunque sin ninguna amenaza, solo él contra sí mismo sin poder concretar en la recta lo que tenía pensado. «Cuando salí de la curva, mis piernas me dijeron ‘Mira, no vamos a ir más rápido’. No estaba contento por eso, pero sí de haber conseguido la medalla de oro», señaló.
Dominó con creces pero con sus 19.78 se quedó a un mundo de su plusmarca (19.19). Fue el único que bajó, y ampliamente, de los 20 segundos, con viento en contra de 0,5 m/s, calcando exactamente su marca de semifinales. Tampoco Andre de Grasse –el canadiense que se colgó el bronce en los 100 metros y la plata en los 200 – colmó sus expectativas en 20.02, pese haberse consagrado en Engenhao. El de Scarborough (Toronto) se ve como el sucesor del jamaicano, con el que además se lleva bien, pero esperaba bajar de esos 19.80, encarecer el récord canadiense retocado en las semifinales mientras apretaba al astro.
Guerra europea por el bronce
Por detrás la pelea europea por el bronce resultó feroz y la ganó Lemaitre. El primer blanco que bajó de los 10 segundos en 100 metros volvió al primer plano cuando la foto finish le metió en el podio con idénticos 20.12 que el británico Gemili y a una centésima del holandés Martina. LaShawn Merritt y Alonso Edwards no tuvieron premio. El estadounidense, bronce en 400 metros, apostó por los 200 por primera vez en una gran competición y, pese a ser líder en 2016, terminó sexto. El panameño, testigo como subcampeón mundial en la carrera del récord de Berlin’2009, acusó problemas musculares.
Bolt, que se santigua y mira al cielo antes de cada carrera, quizás descubrió que los milagros no existen, que la edad no perdona «me estoy haciendo mayor y mi cuerpo está envejeciendo», o que algún rival apretándole más tipo Gatlin, que se despidió en semifinales con una rodilla tocada, o el Blake de antes, que cayó igualmente en la ronda previa, hubiesen conseguido algo más. El Rayo se ha hecho mayor, pero mañana cumplirá 30 años en lo más alto y al margen de lo que haya ocurrido en el relevo habrá formado junto con Michael Phelps, Katie Ledecky y Simone Biles el póquer de estrellas de los Juegos’2016, los últimos para el mejor velocista de todos los tiempos y para el mejor nadador de siempre. «Tengo el mayor respeto por Phelps, volver después de retirarse y hacer lo que ha hecho..., pero yo cuando me retire, será definitivo», matizó. Bolt estirará su carrera un poco más, hasta el próximo Mundial de Londres’2017, donde quiere limitarse a los 100 metros y al relevo 4x100&flexSpace;«pero mi entrenador querrá que corra el 200», con la posibilidad de aumentar su colección mundialista de 11 oros y dos platas.
Eaton repite en decatlón antes de la dura marcha
Nueva demostración de Ashton Eaton, que continúa enriqueciendo el decatlón, la prueba que corona al atleta más completo. El estadounidense posee la virtud de no hacer ascos a casi nada y se ha labrado un palmarés a la altura en las pruebas combinadas donde es doble campeón mundial al aire libre, triple en pista cubierta y ahora doble campeón olímpico. Es el tercer hombre tras Bob Mathias (1948 y 1952) y Daley Thompson (1980 y 1984) que ha logrado repetir en esta especialidad que te mantiene dos días corriendo, lanzando y saltando en el Estadio. Es además el recordman mundial (9.045 puntos en Beijing'2015) y ahora el olímpico, lo igualó en Río con 8.893 puntos para empatar con el checo Sebrle (2004). El de Portland sufrió más de lo esperado porque el francés Kevin Mayer le apretó en serio –solo 48 puntos le separaban antes del 1.500 final– y la prueba, que iniciaron 32 atletas y terminaron 26, ganó en emoción.
De la dureza del decatlón al infierno de los 5o kms marcha. De los 80 marchadores que tomaron la salida concluyeron poco más de la mitad, 48; 19 abandonaron y 13 fueron descalificados, incluido el japonés Hirooki Arai que se quedó sin bronce. Ganó el eslovaco Matej Toth al australiano Jared Tallent al que sucedió en el oro. El recordman Diniz sufrió para ser séptimo. Por la tarde se decidieron los 20 kms marcha, con 26º C y un 74% de humedad, y triunfo de la favorita Liu Hong.M.S.