Jon ORMAZABAL
ATLETISMO

Oros para un nuevo tiempo

La contundencia de Semenya en los 800 reabre el debate de la intersexualidad y un exrefugiado, Mo Farah, logró un doble-doble.

El atletismo se despidió de Río encumbrando a una atleta, Semenya, que volvió a barrer a sus rivales una vez que dejó de someterse a un tratamiento antitestosterona, y a Mo Farah, el refugiado que tuvo que abandonar su Somalia natal con 8 años para dar otras dos medallas a Gran Bretaña, su tierra de adopción, convirtiéndose en el segundo corredor que repitió ciclo olímpico doblando sus oros en 5.000 y 10.000 metros, algo que solo había conseguido el finés Lasse Viren (1972 y 1976)

Si la de los atletas compitiendo, por elección o por obligación, bajo banderas diferentes a las de su país de nacimiento o sentimiento es algo, más o menos normalizado, la victoria y, sobre todo la forma en la que la sudafricana Caster Semenya se colgó el oro en los 800 metros no hará sino reavivar el debate sobre los atletas «intersexuales», es decir, sobre personas que nacieron con atributos sexuales masculinos que no se desarrollaron porque no estaban acompañados de la suficiente producción de testosterona.

En el día a día cotidiano, estas personas son del género del que se sienten, y desde niña, Caster Semenya se sintió y vivió como mujer, sin embargo, el deporte de alta competición se rige por otros parámetros y las reglas para preservar la igualdad en sus competiciones no marchan a la misma velocidad. Hace unos años, las atletas como Semenya no podrían ni siquiera competir, hoy, sus oros están en entredicho.

La surafricana vuelve a vivir hoy la misma historia que en 2009, cuando su 1:55,45 en el Mundial de Berlín llevó a la IAAF a someterle a un tratamiento antitestosterona, para reducir su producción natural, si quería seguir compitiendo.

Lo hizo y ganó la plata en Londres 2012, pero sus marcas se alejaron mucho de sus niveles previos al tratamiento. Sin embargo, el tesón de la india Dutee Chand, de la misma condición que la africana y que compitió en los 100 metros en Río sin mayores éxitos, logró que el TAS suprimiera en diciembre la norma de la IAAF y Semenya no solo ha vuelto a sus marcas de 2009, sino que las ha mejorado.

La IAAF presentará en breve un nuevo reglamento para estos atletas que desafían la estructura de género en el deporte, basado en las competiciones de hombres y mujeres.

En el caso de Farah, la insólita eliminación de los tres kenianos en primera ronda no le hizo cambiar su guión habitual. Dejó que los etíopes le hicieran de liebres para superarlos en un sprint de 500. Látigo inmisericorde de los africanos, Farah, ha logrado escapar a las sospechas de dopaje que se cernieron sobre su entrenador, el estadounidense Alberto Salazar, y sobre su amigo Jama Aden, detenido en Sabadell en junio pasado en una operación contra el dopaje.

 

Ruth Beitia encabezó una noche de edad avanzada

La última jornada de atletismo dentro del estadio de Río sirvió para premiar a algunos talentos de edad avanzada que consiguieron sus mayores logros en la cita brasileña. Entre todos destaca la de la española Ruth Beitia, que consiguió su primer oro olímpico a los 37 años, convirtiéndose en la primera atleta de su país en conseguir un primer puesto en atletismo. Cuatro años después de su cuarto puesto en Londres –Anna Chicherova, campeona en la cita londinese no estuvo en Río por el veto a los atletas rusos–, Beitia, triple campeona de Europa, afrontaba su última competición olímpica «en un estado de forma increíble», disfrutando de «la última oportunidad» de cumplir su sueño del podio olímpico que la convertiría en la medallista de más edad de la historia en esta disciplina. Lo logró con un salto de 1,97. La búlgara Demireva y la croata Blanka Vlasic, que saltaron lo mismo que la española, pero con más fallos, la acompañaron en ese orden en el podio.

La velocista Allyson Felix tuvo la oportunidad de conseguir su sexta medalla de oro olímpica, con una increíble estadística: está invicta en los cinco relevos olímpicos que participó (4x100m en 2012 y 2016, 4x400m en 2008, 2012 y 2016). También se coronó campeón olímpico en los 200 metros en 2012. A los 30, Felix todavía puede considerar su participación en Tokio 2020 y seguir ampliando su palmarés, que la coronan como la atleta con más oros. Estados Unidos dobló en el relevo largo, obteniendo un triunfo en categoría masculina que arregla en parte su fiasco en 4x100.

Otro estadounidense, Matthew Centrowitz, campeón mundial de 1.500 en pista cubierta este mismo año, se consagró en la final olímpica batiendo en el esprint a un grupo numeroso que se tragó al favorito, el keniano Asbel Kiprop, solo sexto.J.O.