Otra forma de pasar las vacaciones en Irlanda
Si por cada millón de euros de beneficios anuales te imponen una tasa tan reducida que te corresponde pagar 50 euros (sí, solo un 5 y un 0) en el Impuesto de Sociedades, ¡cómo no vas a aprovechar las vacaciones fiscales que te ofrece la República de Irlanda!
Evidentemente, esto tiene trampa, muchas trampas. Para empezar, el Gobierno de Dublín no abre las puertas de su paraíso fiscal a cualquiera. Si vas en zapatillas y vaqueros quizás te dejen entrar, pero será conveniente que te llames Tim Cook o, al menos, que estés tan forrado de dólares como el sheriff de Apple.
A continuación, conviene que los gerifaltes de la Unión Europea se duerman en los laureles legales durante, más o menos, diez o veinte años antes de que les dé por investigar de dónde has salido y qué has venido a hacer. Luego, cuando te quieran echar el guante, ya tendrás un montón de abogados preparados para recurrir de una instancia judicial a otra, para ver si puedes seguir «ahorrando» en impuestos una década más.
No seamos hipócritas. A todos nos gusta pasar las vacaciones allí donde una caña y un pintxo salen a mitad de precio que por nuestros lares; allí donde nos reciben con los brazos abiertos y no nos dejan pagar la primera ronda, ni la segunda, ni...; allí donde te ofrecen la mejor habitación de la casa; donde no te dejan madrugar y te despiertan con el desayuno puesto.
Por eso, estoy pensando en irme de vacaciones a Irlanda para ahorrar unos millones.
Y si dejamos de ser hipócritas, habrá que llamar a cada cual por su nombre: a unos, tramposos; a otros, ilusos.