Miren que llevamos tiempo anunciándolo a bombo y platillo, acaparando ya las sobremesas, incluso las conversaciones de alcoba con un cigarrito, así que no salgo de mi asombro al escuchar que una de cada cuatro personas aún desconoce que el próximo día 25 hay unas elecciones para formar el Parlamento de Gasteiz.

No se trata de ser un adicto de la política y la actualidad; basta con leer los titulares o poner la radio en las horas punta. Hagamos cuentas. Están llamadas a las urnas 1.778.776 personas, es decir, que 444.694 ciudadanos y ciudadanas de la CAV todavía no se han enterado. Tampoco irá a su respectivo colegio electoral alrededor de un 35% de la población que de media se ha abstenido en las últimas citas. Probablemente, el desconocimiento de los primeros vaya acompañado de un desinterés y/o desencanto por lo que sucede alrededor.

¿Cómo lograr que las personas que no se informan sientan atracción y curiosidad? La pregunta la formulo desde la mesa de trabajo, rodeada de colegas que dedican horas a redactar análisis que doten de medios al lector para que descifre nuestro entorno y saque sus propias conclusiones.

444.694 personas viven un deliberado apagón informativo. Lo admito, me frustra como periodista. ¿Y a los y las candidatas? Deduzco que «antzeko parecido». Tienen por delante 15 días de intensa campaña para pelear por un trozo de la tarta. Cientos de kilómetros entre pecho y espalda, mítines y debates, sin dejar de atender las redes sociales e interactuar, porque la política, o más bien la forma de mostrarse, ha cambiado. Recientemente veía en televisión a Idoia Mendia hacer «las mejores croquetas de jamón», a Iñigo Urkullu tocar el txistu y a Arnaldo Otegi confesar que «fregar los platos me relaja», algo que curiosamente admitía también el candidato jeltzale. Hablaron además de otros chascarrillos domésticos, pero parece que ni por esas ese porcentaje de la población va a engancharse. Pues bien, por responsabilidad y cierta cabezonería, nosotras y nosotros lo seguiremos inten