Joseba Salbador
Periodista
IKUSMIRA

El viejo roble de Gernika no se merecía esto

Sin tiempo para recuperarnos de la firma de un pacto de gobierno que supone un jarro de agua fría para todos aquellos que aspiraban a avanzar en esta legislatura en el camino hacia la soberanía, nos encontramos con la toma de posesión del lehendakari en la Casa de Juntas de Gernika, símbolo de unos fueros y libertades vascas cada vez más olvidados y que el acto del pasado sábado se encargó de dar la puntilla.

En el mismo lugar donde las «batzar nagusiak» o parlamento de nuestros antepasados acordaban sus leyes y al que debían acudir los reyes españoles a jurar las libertades, privilegios, franquezas, fueros, usos y costumbres de los vizcainos, resulta que era el presidente del Gobierno de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa el que, sobre un tomo del Fuero Viejo de Bizkaia, tomaba posesión de su cargo como «representante ordinario del Estado» y juraba «cumplir con lealtad a la Corona y respeto a la Constitución».

Unas palabras que, sinceramente, duele escuchar y, seguramente, dolerían a quienes trabajaron y lucharon durante generaciones por mantener nuestras libertades.

Y como colofón a este despropósito, una sonriente vicepresidenta del Gobierno español que no tuvo reparo en acudir a tan simbólico lugar después de presentar más de treinta recursos contra leyes democráticamente acordadas por nuestras instituciones, incluidas las navarras.

¿Era necesario semejante acto de sumisión? ¿Para qué se organizó en un lugar tan emblemático? ¿Solo para que quedase bonito? ¿No creen que el viejo roble de Gernika se merecía algo más que esto?