Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Los milagros existen

Ranieri, mejor entrenador de 2016, empezó su carrera cuando Maradona enseñó la «mano de Dios», y llegó al Napoli tras su marcha.

El director de cine italiano Paolo Sorrentino, ganador del Oscar por la película ‘‘La Grande Bellezza’’, napoletano e hincha del club partenopeo, salvó su vida cuando de adolescente consiguió que su padre le dejara por primera vez ir a ver a domicilio un partido de aquel legendario Napoli de Diego Armando Maradona. La familia había viajado a su casa de veraneo y el duelo ante el Empoli quedaba cercano. A la mañana siguiente le comunicaron que una fuga de gas había acabado con la vida de sus progenitores. Otro milgaro más de Maradona. El equipo fue campeón aquella temporada de 1989, y también en la siguiente. «Maradona es mi infancia. Él es el mundo antes de cualquier cosa», confesaba el director cinematográfico. Estos días, el que fuera y ha sido mejor jugador del mundo –«Messi es el mejor todos los días, pero la gloria se define un solo día, Maradona», defiende el escritor mexicano Juan Villoro–, es noticia en la ciudad que le idolatró porque este 16 de enero se estrena en el San Carlo de Nápoles una ópera con el ‘10’ como protagonista, lo que ha soliviantado a algunos críticos que acusan al Teatro de frivolizar el arte y utilizar al exjugador para aumentar la venta de entradas. ‘‘Tre volte 10 (Tres veces 10)’’ se titula la ópera, y entre quienes la cuestionan el compositor Roberto de Simeone, que en su día escribió la obra ‘‘El Diego, concierto número 10, música de autor para Maradona y orquesta’’.

El italiano Claudio Ranieri acaba de recibir esta semana de manos de la FIFA el galardón al mejor entrenador de 2016. Su ya milagrosa campaña al frente del Leicester campeón le ha hecho acreedor a tal galardón. “Ranieri, Ranieri, Ranieri, he’s taking us to Europe, that’s the way we like it’’ aún resuena en el City Stadium de los Foxes, por muy mal que las cosas se le estén dando este año a los vigentes detentores del título.

Mientras Maradona hacía historia y alzaba otro entorchado como la Copa del Mundo de 1986, el bueno de Claudio empezaba a vislumbrar su carrera en los banquillos en un pequeño pueblo del sur italiano. «Si no puedo trabajar como quiero, arrivederci e grazie», es su máxima. Dicho y hecho, se fue. Tres años después le llegó la llamada del Napoli. El Napoli, sin Maradona. «Su sombra era alargadísima. En ese intento por atenuar el dolor popular, Gianfranco Zola fue francamente extraordinario. El fútbol pertenece al talento, el fútbol es también y sobre todo imprevisibilidad, y los cracks deben sentirse libres de hacer aquello que sientan. Inventarse recursos, encontrar una manera de cambiar la deriva de un partido, imaginar una solución en la que no haya pensado nadie», defiende.

Ranieri confiesa que tiene pocos amigos en el fútbol. «Deberías haberme preguntado si mantengo alguna amistad nacida en los terrenos de juego», contraataca. Un entrenador al que no le tiembla el pulso por mandar a la ducha al descanso a Franceso Totti y a Danielle De Rossi ¡a la vez! El mismo que se ganó hace solo unos meses a una ciudad, Leicester, a un fútbol, el inglés, y a los aficionados de medio mundo. Su equipo vaga ahora en la 15º posición de la tabla y este sábado recibe nada menos que al Chelsea –suena Fernando Llorente como refuerzo invernal– en el regreso de la Premier. Será uno de los duelos a no perder de vista, aunque todas las miradas estén focalizadas en el clásico por excelencia United-Liverpool, Mourinho-Klopp, del domingo a las cinco. Los Red Devils suman nueve victorias consecutivas en todas las competiciones, el luso ha dado con la tecla y el capitán Wayne Rooney puede hacer historia si marca: adelantará a Sir Bobby Charlton y sus 249 dianas como máximo goleador histórico del club de Manchester.

Un gallego en la Luna no, en Lille

Vuelve la Premier y también regresa la Ligue 1, con un apetecible Marsella-Mónaco y las noticiuas cada vez más consistentes de que el rosarino Marcelo Bielsa podría ser quien se siente en la banqueta del Lille, una vez este viernes se rubrique la venta del club al millonario empresario gallego Gerard López, ‘niño de la guerra’ cuyos padres huyeron a Luxemburgo tras el alzamiento franquista, impulsor y accionista de Skype, compró en 2009 la escudería Renault de F-1 bajo la marca Lotus, coleccionista de vehículos ‘raros’, amigo de Vladimir Putin y que en su día quiso comprar el Lugo.

Un nuevo mecenas que aterriza en una competición supeditada este mes a la Copa de África que comienza el sábado, y que supone la ‘espantada’ de hasta 37 futbolistas, siendo precisamente el Lille, con 5, el que más aporta; por cierto, la cuarta división francesa está representada con tres jugadores. Un torneo que interfiere en muchos clubes, como el propio Leicester de Claudio Ranieri, que se quedará sin tres piezas, dos de ellas claves como el marroquí Mahrez y el argelino Slimani. A lo mejor podría fichar por unos días al inglés Matt Derbyshire, que este miércoles firmó un triplete en cinco minutos en la liga chipriota, o podría emular al Arsenal, que acaba de firmar a cambio de 50.000 euros a un chaval de nombre Cohen Bramall, que militaba hasta esta semana en el Hednesford Town de la 7ª categoría inglesa, donde compaginaba el balón con un trabajo de operario en el club.

El que ya ha elegido destino, tras una década en el Chelsea, es el nigeriano de 29 años John Obi Mikel, que sonaba como futurible para el Valencia, y ha firmado por el Tainjin Teda... de la Super Liga china. Un sueldo de 8,5 millones de euros anuales tienen la culpa. Lo que no veremos en China es el fichaje de ningún portero extranjero y es que desde 2001 rige una norma de protección del fútbol nacional por el que todos los guardametas deben ser chinos, lo mismo que la obligatoriedad de que solo puedan estar a la vez en el campo cuatro jugadores no asiáticos. Ahora, a la Federación del país se le ha ocurrido que para ahondar en esa salvaguarda, al final de temporada y en caso de empate a puntos los goles de futbolistas nacionales valgan el doble. Si Maradona, que como él admite ya «tiene menos piernas que una foto de carnet», volviese a nacer en un barrio privado... de agua, gas, electricidad... y viera la deriva del negocio futbolístico, repetiría aquello de que «Cristiano Ronaldo te hace un gol y parece que te esté vendiendo un champú»... milagroso.