Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Hola Justin, ¿adiós Louis?

Debuta en el Ajax a los 17 años el hijo de Patrick Kluivert, Van Gaal se toma un respiro y se anuncia el adiós de Xabi Alonso y Lahm.

De tal palo tal astilla, suele decirse. Aunque no siempre. El hijo de David Trezeguet, el que fuera goleador de la Juventus, entre otros clubes, y campeón de la Copa Mundial de 1998, ha decidido por sorpresa no seguir la estela de su progenitor. «Probé algunos deportes, el fútbol, el baloncesto, pero no me gustaba tanto como el boxeo tailandés», ha revelado Aaron, de 16 años, mientras se prepara estas fechas para un campeonato de boxeo tailandés en Turín. El vástago de otro rompe redes de talla mundial sí que sigue los pasos de su padre y acaba de debutar con solo 17 años en la Eredivisie. Hablamos del joven Justin Kluivert, el hijo, sí, de quien todos imagináis, que se estrenó con la camiseta del Ajax este fin de semana. Lo hizo con el ‘45’ a la espalda, 4+5, emulando el ‘9’ de su mentor, y justo 167 días más joven que cuando Patrick, actual director deportivo del PSG, lo hiciera allá en 1994. La prensa neerlandesa se rindió ante este estreno de enorme repercusión mediática dado su apellido.

Nueva sabia ajacied que nutre la siempre talentosa liga holandesa donde no manda el Ajax de Amsterdam sino un Feyenoord, con cinco puntos de ventaja, del que tira a base de goles todo un veterano artillero del área, el incombustible Dirk Kuyt, ex del Liverpool o Fenerbahçe, quien camino de los 37 años sigue haciendo lo que mejor sabe, marcar goles. Aunque si algo sigue dando de qué hablar en la Eredivisie, ese es el dibujo con forma de pene que los jardineros del Heracles recortaron sobre el césped del estadio y que se ha hecho viral en las redes sociales.

Como viral se hizo la noticia del supuesto adiós de uno de los técnicos más grandes e influyentes del presente siglo. Tan viral que la noticia no era del todo cierta. A sus 63 años, Ionut Popa reconoce que ha descubierto algunos de los secretos de esta profesión. «Mientras siga sano, con buen aspecto y no tenga cara de tonto, podré ser entrenador con facilidad», sostiene el actual técnico del Poli Timișoara rumano. «A veces me tomo un ‘‘Xanax’’ –un tranquilizante–, pero nunca dos, que si no acabo aplaudiendo al rival. Un entrenador tiene que estar nervioso. Si quieres tener una vida tranquila y vivir 250 años, esta profesión no es para ti». Así que Louis van Gaal ha decidido no dejar para siempre la silla eléctrica de los banquillos, sino darse un año sabático por razones familiares, a sus 65 años y una loable trayectoria. Y puede que con eso y sus vinos envejezca como un gran reserva.

El que amenazó, dicen que dijo, con dejarlo pronto fue Pep Guardiola, que atraviesa su momento deportivo más delicado como entrenador. Los que esperaban que tropezara, que eran muchos, agazapados, semiocultos, están de enhorabuena. Los que creen que el fútbol es mucho más que resultados, observan a uno de los grandes en un proceso de aprendizaje contínuo en el que como aventuró el escritor estadounidense Napoleon Hill, «cuando la derrota viene, acéptelo como una señal de que sus planes no son sólidos, reconstruya esos planes y embárquese otra vez hacia su meta codiciada». El técnico catalán ha hablado claro a sus hombres, olvídense del título, de la clasificación y aprendan el nuevo estilo de juego que pretende implementar en el City. Ante el Everton esta jornada de Premier, los Citizens fueron superados 4-0, la mayor goleada liguera encajada nunca por el de Santpedor. Y las hienas no perdieron bocado.

Guardiola está en el punto de mira. Su proyecto en Inglaterra no debería estarlo. «La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva», sostenía José Saramago. Sin tiempo para flagelos, el City, quinto, a diez puntos ya del líder Chelsea, recibe este fin de semana al peor rival posible en este momento, el equipo más en forma del campeonato, segundo en la tabla, el Tottenham de un Mauricio Pocchetino que confiesa «no necesito miles de seguidores en Twitter para ser feliz; prefiero el reconocimiento de la profesión antes que el populismo», un mensaje que vale para él y vale para Pep Guardiola. Y todavía así, «fijate vos, en la Argentina vende más ‘Guardiola inicia el proceso de dejar el fútbol’ que ‘Pochettino le corta el invicto al Chelsea de Conte’», como declaraba estos días en una entrevista en su país.

Los Spurs van lanzados. Si en el carrusel navideño las tripletas de Dele Alli marcaron el rumbo, esta jornada fue la de Harry HurriKane la que le dio un nuevo triunfo. Ese que le acerca a un Chelsea que aupado en lo más alto, con el viento a favor, ha encallado en la minicrisis o algo más entre Antonio Conte y su hasta hoy extensión en el campo Diego Costa; que si un dolor de espalda de por medio, que si una supuesta millonaria oferta china, que si no vas convocado, que si en realidad el que está detrás es el ‘Cholo’ Simeone y su interés por llevarse al hispanobrasileño a su próximo destino lejos del Calderón, que si... Veremos si este seismo no socava los cimientos de unos Blues líderes con siete de ventaja sobre el Tottenham y máximos favoritos para el título, sobre todo tras el empate entre United y Liverpool en Old Trafford, nuevo gol salvador de Zlatan Ibrahimovic, que suma 14, los mismos que Diego Costa y Alexis Sánchez.

Vuelve Joey «bad boy» Barton

El que se estrenó este curso fue un viejo conocido y siempre bienvenido por estos lares como Joey Barton. El irrepetible Vinnie Jones, del que alguien dijo «tiene tanto encanto como una botella de cerveza rota», ironizaba en cierta ocasión con que «la Federación me ha dado una palmadita en la espalda porque acabé con la violencia en las gradas. La llevé al campo». Barton, bad boy del fútbol inglés las ha armado también de todos los colores, dentro y fuera del campo –llamó «transexual con sobrepeso» al brasileño Thiago Silva del PSG, el «Justin Bieber del fútbol» a Neymar, o «una estrella fuera del campo» a David Beckham– y en esa montaña rusa permanente dio con sus botas en el Burnley, el equipo que da nombre a la misma ciudad «de mala muerte» como la tildara el propio Joey hace tiempo. Se reconcilió con ella, la ascendió a la Premier y se fue al Rangers, de donde ha regresado este fin de semana, de otra aventura fracasada, para redebutar, marcar y dar tres puntos a los Clarets.

Otro que ha sonado para volver a casa por Navidad es el costamarfileño Didier Drogba, tras su positiva experiencia estadounidense. Se habla de una de esas megaofertas chinas –por cierto, la Federación asiática ha implantado el 3+1 para la próxima temporada, es decir, tres extranjeros como máximo sobre el césped por equipo y uno en el banquillo–, pero también de un posible retorno al Olympique de Marsella. De momento, la volcánica afición del Velodrome ha hablado esta jornada con una elocuente pancarta: ‘‘No digas que quieres volver al OM. Vuelve a China. Lo que ganas en un mes no lo ganamos en una vida nosotros». Los de la Costa Azul fueron goleados 1-4 por el nuevo líder de la Ligue 1, el Mónaco de un Radamel Falcao al que también China ha tentado. Y todo mientras se espera la confirmación de que Marcelo Bielsa sea el futuro técnico del Lille. Su nuevo dueño, el empresario gallego Gerard López, ha dicho que solo falta «un acuerdo personal» entre ambos.

Un idilio con el gol que no pierde Mauro Icardi, líder del Inter, que con un nuevo gol ya es capocannoniere en una Serie A donde la Juventus besó la lona. Lo hizo en la primera jornada de la segunda vuelta, en casa de la Fiore, lo que sumado al sufrido triunfo de la Roma, coloca a los giallorrosi a un punto. Francesco Totti tuvo minutos en el año de su adiós, como parece se despedirán del Bayern este curso dos ilustres como Xabi Alonso y Phillipe Lahm, según avanzó ayer ‘‘SportBild’’. Unos que llegan, como Justin Kluivert, otros que se van. Como editorializó en su día el diario ‘‘The Washington Post’’, «el fútbol es un juego que enseñamos a nuestros niños hasta que son suficientemente mayores para hacer algo interesante».