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TRUMP LLEGA A LA CASA BLANCA

Los tribunales mantienen la suspensión del decreto islamófobo

La Justicia estadounidense propinó un nuevo golpe a Donald Trump al mantener la suspensión del decreto islamófobo que prohíbe la entrada al país de ciudadanos de siete países musulmanes, una decisión que el presidente calificó de «política» al tiempo que se comprometía a continuar la batalla legal en defensa de su polémico veto migratorio.

Una corte de apelaciones de EEUU propinó otro revés al Gobierno de Donald Trump al mantener el bloqueo sobre el veto migratorio impuesto hace dos semanas por el presidente, quien vaticinó, irritado, una victoria final en los tribunales.

Una sala de tres jueces –dos demócratas y un republicano– del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco, rechazó por unanimidad que el bloqueo al polémico decreto islamófobo ponga en peligro al país y dé lugar a graves daños a la seguridad, tal y como argumentaron los abogados del Ejecutivo, e hizo hincapié en la necesidad de proteger «el interés general».

Los jueces William Canby, Richard Clifton y Michelle Friedland indicaron en la sentencia que «el Gobierno no ofreció ninguna prueba de que un extranjero de alguno de los países mencionados en la orden haya perpetrado un ataque terrorista en EEUU». Y coincidieron, tras escuchar los argumentos del Ejecutivo y de los estado de Washington y Minnesota, en que hubo «lesiones importantes e incluso daños irreparables» al prohibir la entrada de personas y separar familias.

Pese a que el fallo fue unánime, Trump opinó que la decisión fue «política», en la línea de sus últimos ataques a los tribunales por considerarlos «sesgados». «Nos vemos en los tribunales. ¡La seguridad de nuestro país está en juego!», exclamó en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter en mayúsculas, lo que en internet se asocia con gritar.

Y auguró una victoria final del Gobierno en esta batalla legal, al anticipar nuevos recursos para restituir su veto migratorio.

Durante una rueda de prensa conjunta en la Casa Blanca con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, el presidente insistió en que buscará ante la Justicia tumbar esta decisión y en que hará «lo que sea necesario» para lograrlo. «Lo verán la próxima semana», subrayó.

Posible recurso al Supremo

El Departamento de Justicia puede presentar un recurso ante el Tribunal Supremo, en un momento en que el Gobierno no tiene aún mayoría en esa instancia judicial a la espera de que el Senado confirme al nuevo juez nominado por Trump (Neil Gorsuch). El Alto Tribunal sigue con cuatro magistrados progresistas y cuatro conservadores y en caso de empate prevalece la decisión de la instancia anterior.

No obstante, tras conocerse el fallo, una portavoz del Departamento de Justicia, Nicole Navas, dijo que el Ejecutivo «está revisando la decisión y considerando sus opciones».

El decreto, por ahora, sigue suspendido y cualquier ciudadano de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen podrá entrar si tiene una visa válida.

La controvertida orden ejecutiva, que la Casa Blanca presenta como necesaria para luchar contra el «terrorismo», entró en vigor el 27 de enero y el 3 de febrero fue suspendido por el juez James Robart tras un recurso del fiscal general del estado de Washington, Bob Ferguson.

«Es una gran victoria», dijo Ferguson tras conocer la sentencia. «Somos una nación de leyes y esas leyes se aplican a todos en nuestro país, y eso incluye al presidente», alegó.

El caso de Ferguson tiene el apoyo de otros 18 fiscales estatales, entre ellos el de California, Xavier Becerra, de ascendencia mexicana. «Trump violó la Constitución cuando bloqueó a decenas de miles de personas respetuosas con la ley, que ya fueron investigadas y recibieron una visa», escribió en una nota.

El senador Bernie Sanders, demócrata y excandidato presidencial, dijo, por su parte que espera que esta decisión «restablezca parte del daño que ha causado a la reputación» del país y dé a Trump «una lección».

La poderosa Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) catalogó el fallo de «correcta», igual que el International Rescue Committee (IRC) y otras organizaciones que representan a comunidades de los países afectados en EEUU.

Del lado republicano, el senador Tom Cotton defendió la legalidad del decreto y tildó de «equivocada» la decisión de un tribunal «notoriamente a la izquierda» y cuyos fallos son, dijo, frecuentemente «tumbados por el Supremo». «Ningún extranjero tiene el derecho constitucional de entrar en EEUU y los tribunales no pueden cuestionar las decisiones del presidente sobre seguridad nacional», indicó.

El fallo se conoció el mismo día en que juró su cargo el polémico y ultraconservador secretario de Justicia, Jeff Sessions, que prometió poner fin a la «ilegalidad» entre los inmigrantes.

Trump ya ventiló su furia contra el «supuesto juez» Robart y el sistema judicial, en un momento de tensión nunca antes visto. «Ha habido confrontaciones y conflictos en el pasado, pero nunca con el tipo de retórica que le hemos escuchado al presidente (...). Nada nunca llegó a este nivel», explicó a AFP Arthur D. Hellman, profesor de la Universidad de Pittsburgh.

Probablemente el magnate neoyorquino, que llegó a la Presidencia sin experiencia política, había soñado con un debut presidencial más triunfal, pero sus primeras tres semanas en la Casa Blanca han estado marcadas por una cascada de polémicas, cotas mínimas de popularidad, grietas en el seno de su partido y una serie de reveses judiciales. El último, ayer.

Al margen de orientaciones políticas, su estilo provocador e incendiario impulsó a sus oponentes y llevó a parte de la sociedad a llamar, con determinación, a la resistencia. Y también irritó a los líderes de sus principales países aliados.

Lejos de la unidad que insinuaba en su discurso del 8 de noviembre, ha elegido dirigirse solo a su base electoral, lo que puede resultarle políticamente arriesgado, sobre todo porque está inmerso en una batalla legal que puede ser larga y ardua.

Extrema virulencia

El fallo judicial de ayer ha supuesto otro duro revés, aunque el asunto está lejos de ser resuelto ya que el tribunal no se ha pronunciado sobre el fondo de la cuestión. Pero el símbolo es fuerte, al igual que el hecho de que los tres jueces que le han desautorizado por unanimidad hayan sido nombrados por presidentes demócratas –Jimmy Carter y Bill Clinton– y republicanos –George W. Bush–.

Algunos de sus predecesores también recibieron reveses judiciales, pero no reaccionaron con la extrema virulencia de Trump.

«Los únicos tribunales que Trump considera legítimos son los que se pliegan a su voluntad», aseguró el editorialista de “The New York Time” Charles Blow. «El no va a ser presidente, sino emperador», apuntó.

Lo que está claro es que la Presidencia no le ha cambiado y su equipo parece decidido a mantener su estrategia de campaña. Al fin y al cabo, las encuestas muestran que sus votantes siguen apoyándole firmemente.

La cuestión es si las decepciones de sus primeros 20 días en el cargo y las disidencias –pocas, pero en aumento– en el lado republicano le obligarán a cambiar de rumbo, o de registro. Para el escritor y locutor de radio Garrison Keillor, la respuesta es no. «Es así. No hay otro hombre en su interior, con más altura o finura, que esté tratando de salir. Todos los que observan la situación de cerca lo saben», escribió en “Chicago Tribune”.

Trump asume el principio de una sola China

Dos meses después de la crisis provocada por una llamada de la presidenta de Taiwán, Donald Trump apaciguó a Pekín al asegurar a su homólogo chino, Xi Jinping, que respetará el «principio de una sola China», que prohibe que cualquier país con el que tiene relaciones diplomáticas las tenga de forma simultánea con Taiwán –Washington cortó lazos en 1979 aunque sigue manteniendo vínculos comerciales y le vende armas–. En la primera conversación telefónica entre ambos líderes desde la llegada de Trump al poder, que según fuentes diplomáticas puede ser el comienzo de una política más razonable y coherente, «los dos líderes discutieron muchos temas y el presidente Trump acordó, a petición del presidente Xi respetar el principio de una sola China», dijo la Casa Blanca.

El Gobierno chino consideró que la conversación fue «muy buena» y volvió a agradecer el gesto de Washington. «China estrechará la coordinación y la comunicación con EEUU en asuntos regionales e internacionales para salvaguardar conjuntamente la paz mundial y la estabilidad», aseguró Xi a Trump, y le trasladó su voluntad de impulsar una cooperación «beneficiosa para ambas partes», según la agencia Xinhua.

Trump dijo en diciembre que no daba por sentado el principio de «una sola China» y dijo estar listo para cuestionarlo, a lo que Pekín respondió que el tema «no es negociable».GARA

IRÁN PIDE RESPETO aNTE LAS «AMENAZAS» de EEUU.

El popular lema de «Muerte a América» sonó con renovado ímpetu en Irán coreado por cientos de miles de personas, con motivo del 38 aniversario de la Revolución, ante las «amenazas» de las sanciones y el veto migratorio de Donald Trump. «Hay que hablar con respeto al pueblo iraní, que hará arrepentirse a quien use lenguaje amenazante», dijo Hassan Rohani.AFP

La expansión de colonias judías «no es buena para la paz»

El presidente Donald Trump dijo en una entrevista publicada ayer en un medio en hebreo que la expansión de las colonias judías en los territorios palestinos ocupados «no es buena para la paz», en su primera toma de posición sobre dicho conflicto desde que llegó a la Casa Blanca. «No soy alguien que piense que la expansión de las colonias sea buena para la paz», manifestó en una entrevista en el periódico gratuito “Israel Hayom”, pocos días antes de recibir en Washington al primer ministro, Benjamin Netanyahu. Trump evocó las tierras aún disponibles para las colonias, dando a entender que él podría aceptar la construcción de nuevas viviendas, pero solamente en las colonias que ya existen.

Tras 70 años de conflicto (su propia edad), Trump dijo «querer la paz» y aseguró desear un acuerdo que sea «bueno para todas las partes». Pero para ello israelíes y palestinos tienen que ser «razonables», dijo en la entrevista a este medio, propiedad del magnate Sheldon Adelson, uno de los apoyos de Netanyahu.

La llegada de Trump a la Casa Blanca fue considerada una «oportunidad formidable» por Netanyahu, tras ocho años de «presiones enormes» por parte de la Administración de Obama. Según Naftali Bennett, peso pesado del Gobierno más conservador que ha tenido Israel, con la llegada de Trump quedaría obsoleta la idea de crear un Estado palestino. Netanyahu anunció la construcción de 5.000 nuevas viviendas en colonias así como la creación de una nueva, la primera impulsada por el Gobierno en más de 20 años. También apoyó una ley que autoriza al Estado a declarar tierras israelíes terrenos privados palestinos.GARA