REAL MADRID 97

VALENCIA BASKET 95

¿Por qué estropeó el trío arbitral la final más apasionante de la última década? El Real Madrid revalidó por cuarto año seguido el título copero, y lo hizo merecidamente, pero con una innecesaria ayuda arbitral. Una antideportiva no pitada de Taylor, varias faltas no señaladas a un Valencia Basket heroico y tres tiros libres regalados porque sí a Doncic afearon la finalísima.

Punto y aparte. La Copa no podía tener mejor final, ya que el Real Madrid tuvo que ganar varias veces el choque porque los taronja, ejecutando un juego de pases maravilloso, con Dubljevic en plan jefe y titanes como San Emeterio –a lágrima viva tras la derrota–, Sato, Oriola o Sastre, regresaron cada vez, aunque sin ponerse por delante.

Llull, MVP de la final porque decidió el choque anotando los 10 puntos finales del Real Madrid, definió, pero no estuvo solo. El porcentual en los triples –13 de 30 por 10 de 26– y tiros libres –11 de 18 los taronja, por 14 de 17 de los de Laso–, más las apariciones de Carroll, Ayón, Doncic y Randolph, fueron sus imprescindibles escuderos.

La final tuvo la magia de poner al Buesa Arena, con 9 décimas para el final y 97-95, animando a Valencia Basket a pleno pulmón: indignados, asqueados con el arbitraje y enamorados taronjas. Van Rossom no pudo tirar. Todo ello sin himnos ni Borbones.