El Festival de Cine LGTB Queer Kampala (QKIFF), en Uganda, un país donde la homosexualidad es ilegal, trata de concienciar y normalizar la situación que vive este colectivo en el país africano, donde gays, lesbianas y transexuales son «detenidos, encarcelados, apartados y señalados» por su condición sexual.

«Se arriesga por organizar esta actividad a 14 años de cárcel en su país y lo hace, además, a través de su arma como artista, el cine», remarcaron ayer en el encuentro con los periodistas los responsables de Zinegoak, quienes mañana le otorgarán un premio especial en el marco del festival.

Aunque «sin autorización», el festival fue celebrado de manera clandestina en diciembre pasado en secretas localizaciones, con la asistencia, mediante una convocatoria con las máximas medidas de seguridad, de más de 800 personas, contó su director, quien espera superar ese número este año cuando Queer Kampala vuelva a abrir las puertas a «otros países y comunidades como un espacio en el que puedan expresarse».

Fundado en 2016, Queer Kampala tuvo que sortear en su primera edición todo tipo de inconvenientes para su celebración planteados por la policía, a quien hay que «solicitar permiso» en Uganda para tratar «cualquier asunto relacionado con la sexualidad».

La realidad en el país africano es que si eres homosexual «puedes ser asesinado», tal y como le ocurrió en 2011 al activista David Kato, tras cuya muerte se produjo «una gran presión» por parte de la comunidad internacional hacia Uganda, que despertó en el colectivo el sentimiento de «la posibilidad de cambio».

En Uganda, donde existe la creencia de que «ser homosexual es un estilo de vida opcional e importado de Occidente», se mantiene una ley que se conoce como “Los 14 años en la cárcel” que, importada de la época colonialista de los años 50, pena las relaciones sexuales entre homosexuales, denunció Kamoga. Según el director, «fotos y datos personales» de personas homosexuales son expuestos en primera plana de los medios de comunicación, lo que provocó en el año 2014 que entre 2.000 y 5.000 huyeran hacia Gran Bretaña o Kenia. En Bilbo, destacó la libertad con la que se puede hablar aquí de la homosexualidad.