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París y Oslo se cansan y responden a las salidas de tono de Donald Trump

Donald Trump intentó justificar su racista política migratoria atacando al Estado francés y a Suecia por las suyas. París y Oslo, respectivamente, le pidieron que no desprecie a «un país amigo» y rechazaron que vincule delincuencia y política migratoria

París y Oslo se cansaron de las salidas de tono del presidente estadounidense, Donald Trump, y ayer su homólogo francés, François Hollande, y el Gobierno de Suecia respondieron a sus palabras, con las que pretendía justificar su política migratoria.

Hollande pidió a Trump que no desprecie a París, tras sus declaraciones sobre la pérdida de atractivo de la capital francesa a causa de los atentados yihadistas. «Nunca es bueno mostrar el más mínimo desprecio con un país amigo", aseguró cuando le preguntaron por las palabras lanzadas el viernes por Trump contra la capital francesa.

En un mitin, el presidente de EEUU citó a un amigo que le había dicho que «París ya no es París», en referencia a la pérdida de atractivo de la capital francesa tras los atentados sufridos en los últimos años. Así pretendía justificar su política migratoria destinada, según él, a evitar la entrada de yihadistas en EEUU.

Hollande aseguró que él podía criticar los atentados sufridos en EEUU por ciudadanos locales. «No haré la comparación, pero aquí no hay libre circulación de armas y no hay personas que disparan contra la gente indiscriminadamente», dijo.

El Gobierno sueco, por su parte, lanzó en Internet una campaña con «datos» sobre su política migratoria y sus cifras de delincuencia en respuesta a las menciones «simplistas e inexactas» de Trump sobre el país nórdico.

Sin citar a Trump, que el viernes volvió a hablar de Suecia como ejemplo de los peligros que, a su juicio, conlleva acoger inmigrantes, el Ministerio de Exteriores busca desmontar las acusaciones «más comunes».

El sábado pasado, el inquilino de la Casa Blanca dio a entender en un mitin que el día anterior se había perpetrado un atentado en el país nórdico.

«El único intento conocido de atentado como tal fue en 2010. Nadie resultó afectado, salvo el atacante», afirma el Gobierno sueco, que asegura que «en términos generales, la violencia ha disminuido en Suecia en los últimos 20 años», aunque admitió que las denuncias por violación han aumentado, dato que la ultraderecha, no solo sueca, vincula a la llegada de refugiados.