Nos hemos encontrado en muchas ocasiones en reuniones de trabajo pensando cómo hacer para combatir esta violencia machista que nos agrede y nos asesina. Hemos compartido debates, propuestas y estrategias para hacerle frente y hoy no podemos permanecer calladas ante la situación que te ha tocado vivir.

Estos días tu nombre ha estado presente en los medios, te hemos escuchado contar lo que te pasó, y queremos que sepas que has estado en nuestra mente en todo momento. Por eso, hemos decidido hacer público que estamos contigo, que estamos seguras de que dices la verdad y que eres tan valiente que te has convertido en un referente para nosotras y para todas las mujeres que deciden denunciar a sus agresores.

Queremos acompañarte en estos días tan duros en los que además de haber tenido que revivir los terribles episodios de tortura y violencia a los que fuiste sometida, también has tenido que enfrentar la violencia institucional que pone en cuestión los testimonios de las mujeres.

Nosotras sabemos que cada vez que las mujeres nos enfrentamos a nuestros agresores somos cuestionadas por un sistema patriarcal que además de no creernos, nos juzga y nos revictimiza, alimentando la impunidad y la complicidad con los agresores. Esta es la falta de apoyo, de solidaridad y de seguridad que reclamamos las mujeres y que no encontramos.

En este caso además, el hecho de que los agresores sean funcionarios públicos tiene un doble agravante que no podemos obviar, y mucho menos las mujeres feministas que trabajamos en las instituciones públicas.

Por todo esto, Sandra, hemos decidido escribirte, para mostrarte nuestra solidaridad y nuestro apoyo y para decirte que no estás sola, que si tocan a una nos tocan a todas.