Carlos GIL
TEATRO

Una controversia formal e ideológica

Hay títulos que provocan, que llaman la atención. Estamos ante uno de esos casos y lo curioso es que se corresponde con su contenido. No es una historia lineal, sino que se estructura con micro obras, pinceladas que van configurando una idea del mundo y su contraria, un vaciado de un molde social que se rellena con materiales que no alcanzan a consolidarse como alternativa pero que ayudan a comprender la paradoja de quejarse por unas cuestiones menores cuando la otra posibilidad se nos muestra como una ausencia de utopía, una acumulación de cortapisas para sentir una noción de la libertad.

Texto alambicado, que va de apuntes paródicos a un esperpento latente. Parte de situaciones cercanas a las que les da una pátina de imaginativas incidencias en su estructura o en su propia historia, que van acumulando sensaciones a base de apuntes incompletos. Todo sucede en un espacio escénico impresionante, significativo, que produce una cascada de sensaciones y acaba convirtiéndose en un protagonista, pese a que la dirección no acaba de aprovechar las posibilidades que le proponen esas decenas de chaquetas colgadas. El trío actoral defiende de manera acertada sus cambios de papel, afrontan de manera eficaz las exigencias interpretativas, lo que le confiere a la obra unidad, una visión del mundo que se instala en la controversia.