Los principales implicados en la denominada “Operación Lezo” fueron enviados ayer a prisión por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, por una combinación de delitos que afectan tanto al uso de bienes públicos para el lucro personal, como al cobro de comisiones para lo que podría ser la financiación ilegal del PP.

A lo largo del día los detenidos fueron pasando ante el juez, en la mayoría de los casos como paso intermedio antes de ingresar en prisión, bien de manera incondicional o en algunos casos con la posibilidad de pagar una elevada fianza.

El juez Eloy Velasco sostiene que el desfalco a las arcas públicas por parte de los detenidos en el caso del Canal de Isabel II ascendería a unos 25 millones de dólares (23,3 millones de euros al cambio actual), tan solo en la operación que supuso la compra de la brasileña Emissao. Según la investigación, la empresa nunca tuvo semejante valor, y el dinero acabó desviado a paraísos fiscales para el enriquecimiento de los implicados.

Por otra parte, tanto el PSOE como Podemos anunciaron su intención de presentarse como acusación popular en el caso, por su trascendencia pública.

«Lo demás, merde. Un beso»

En la operación están implicados los que cobraban, pero también algunos de los que pagaban. El empresario Javier López Madrid, directivo de la compañía OHL fue detenido nada más llegar a Madrid desde Londres, donde vive, acusado de la supuesta financiación irregular del PP de Madrid. La Guardia Civil registró el jueves las instalaciones de OHL por el supuesto pago a Ignacio González, desde Suiza, de una comisión de 1,4 millones de euros por el proyecto de tren de Navalcarnero, que finalmente nunca llegó a construirse.

Javier López Madrid está imputado además en la trama Púnica y resultó condenado a seis meses de prisión por el caso de las tarjetas black de Caja Madrid, por la apropiación indebida de 35.988 euros.

Las investigaciones policiales destaparon entonces los mensajes de amistad y apoyo enviados por los reyes de España a Javier López Madrid, que fue compañero de Felipe de Borbón en el colegio Los Rosales. Especialmente llamativo resultó el mensaje de Letizia Ortiz: «Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso, compi yogui. (miss you!!!)».

Era el particular «Luis, sé fuerte» de la monarquía española a un empresario enredado en múltiples asuntos turbios.