Los potentados de los tiempos actuales gustan de aderezar su bienestar económico (o disimular sus actuaciones discutibles) con aportaciones a obras de caridad, como se decía antes. Donald Trump ha puesto de los nervios a sus críticos al donar su primer sueldo cuatrimestral (78.000$) al Servicio Nacional de Parques Naturales USA, eso sí, después de haber recortado las asignaciones a dichos parques y puesto en marcha procesos de desnaturalización y privatización de terrenos estatales protegidos. Es decir, una gota de agua en el proverbial cántaro. Según cálculos de sus críticos, es lo que pagan los contribuyentes por 12,5h de gastos de seguridad en su residencia privada de NY o en la de Mar-a-Lago en Florida y es que estos yankis lo calculan todo. Esta actuación, definida como cínica, pero aplaudida por sus seguidores, tiene la virtud de enrabietar a sus oponentes, que seguramente es lo que pretendía. Se le atribuyen a John D. Rockefeller, en tiempos fundador del monopolio de la Standard Oil y filántropo donde los haya, las siguientes frases: “Prefiero ganar el 1% de los esfuerzos de 100 personas que el 100% de lo debido a mis propios esfuerzos”, “La manera de hacer dinero es comprar cuando la sangre está corriendo por las calles” y “El buen liderazgo consiste en enseñar a la gente corriente cómo hacer el trabajo de la gente superior”. Ya decía Benito Mussolini que la verdad es que la gente está cansada de la libertad.