Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
IRATXE MUGIRE
CANTAUTORA

«Produzco, gestiono, compongo… y eso no se hace con retales de tiempo»

Con doce años comienza a escribir sus primeras canciones. Brotan sin premeditación, como una necesidad. Un año más tarde aprende a tocar la guitarra porque sus canciones necesitaban «un lugar donde apoyarse». Con 17 años graba su primer disco y pasan 15 hasta la llegada de «La piel transparente», álbum acústico entre la cálida tranquilidad del folk y vetas de diferentes colores.

Iratxe Mugire (Barakaldo, 1984) crece entre los barrios de Retuerto y Gurutzeta. Ahora vive en Bagatza, «barrio de punk y rock, donde residen componentes de Parabellum y Porco Bravo». Desde muy joven comienza a sentir inquietud tanto por la música como por contar sus ensoñaciones. «Hay mucha música y amor a la música en mi familia; hay composición, canto, guitarra, fotografía, escritura, y mucho autodidacta. Pero soy la primera en dar un salto a publicar», cuenta.

Primero fue “Innis fodhla”, en 2002. El tiempo se retira, pero Iratxe Mugire no deja de escribir canciones en su cuaderno, Son decenas y decenas, así que “La piel transparente” ha necesitado un severo filtro para dejar el poso en diez canciones de carácter folk, aunque dinamizadas con la ayuda a la guitarra de Pedro de la Osa, un músico experimentado tras su paso por diversas formaciones de metal, luthier también, y, como demuestra en el disco, capaz de amoldarse a sonidos limpios, arreglos delicados que complementan la acústica desnudez de Iratxe.

El binomio funciona y canciones como “Hotz”, “Nana del despertar”, “Me dice Guille”, “Juegos”, “Hemeretzi primadera”, con un excelente trabajo de De la Osa, “Jaka berde honen barruan” o “Amor de un desierto”, de nuevo con mucho talento en el trabajo de adornos de guitarra y sonido, se expanden con diferentes texturas y la expresiva voz de Mugire. «No estudié música de pequeña, pero siempre he escrito de todo, siempre he cantado, y siempre me inventé mis canciones. Con doce años entré en un punto de no retorno, fui consciente de componer en serio, en serio como sistema, porque aquello no paraba de brotar. Un año después aprendí guitarra, ya no podía demorarlo más, lo necesitaba y mis canciones necesitaban también un lugar donde apoyarse; durante unos meses recibí clases particulares, y después seguí por mi cuenta», recuerda.

Iratxe presenta el disco este domingo 7 en Doka de Donostia, el 14 en el Teatro Barakaldo, el 19 en Plateruena de Durango y el 20 en Pikuxar de Irurtzun. Un mayo agitado y junto a Pedro de la Osa.

¿Qué le moviliza por dentro? ¿Qué le motiva a escribir tan vorazmente, desde adolescente?

En casa se escuchaba mucha música, de los 40-50, de los 60-70, euskal musika, rock antiguo, boleros, swing, folk, cantautores, canción protesta… y yo lo cantaba casi todo. Un grupo muy importante para mí fue Sorotan Bele, y lo siguen siendo cuando les escucho. Me movilizaban por dentro de una forma muy fuerte, más allá de la escucha, que me decía que mis palabras también podían escribir canciones. Oskorri también fueron muy importantes a la hora de escribir, de utilizar el euskera con todo ese abanico de colores y con ese juego que transmitía amor a la lengua. De mi “Hemeretzi primadera”, les debo a ellos la palabra “primadera” por la que tanta gente me pregunta; la tomé de la canción “Udaberri jaiak” de su disco “Landalan” (1995). Luego agarré a Silvio Rodríguez y me bebí toda su discografía con el justo retraso, porque él ya llevaba un rato componiendo cuando yo nací. Luego hice parecido con Pablo Milanés. Más tarde llegó la voz de Mercedes Sosa, que para mí es una voz tremendamente poderosa, de Madre Tierra, y que no es una intérprete al uso sino que llena de un alma universal cada canción que canta.

En 2002 publica «Innis fodhla». Si abstraemos los arreglos de guitarra de Pedro de la Osa, «La piel transparente» no está muy alejado del debut con 17 años. Las formas y el estilo no son ajenas al presente. «Hotz», una brillante y sólida canción, es un tema común en ambos discos, la melodía es parecida, el texto igual. No ha necesitado cambios, aunque vocaliza y modula mejor, interpreta con seguridad, más recursos...

Desde que grabé “Innis Fodhla” he perseguido el momento de grabar este disco, un trabajo con mimo en la producción y calidad. Entre uno y otro ha pasado la vida misma y todo su ajetreo. De modo que en “La piel transparente” reúno canciones de muchos años, una selección de las criaturas más preparadas para nacer en este momento. La canción más joven es “Juegos”, de 2013; la más viejita “Hotz”, de 1998; y el resto está en medio de esta amplia franja. Respeto siempre los textos, respeto a quien los escribió en ese momento, que fui yo en otro punto vital. De cara a la grabación, a veces hemos tocado estructuras, como cortes para solos, y a veces algún acorde, pero respetando también siempre la melodía de la voz. Y sí sucede que cambia muchísimo la forma de interpretar una canción a lo largo del tiempo, de forma sorprendente al escuchar grabaciones antiguas de directos o de casa. Lo mismo que reinterpretamos recuerdos de una vida, se reinterpretan las canciones de otro modo, con otra distancia, otra calma, otra emoción que muchas veces las enriquece.

¿Qué cree que le ha dejado huella, un poso detrás? ¿Quiénes son los fieles?

Mi fiel más fiel es Silvio Rodríguez, cíclicamente. Puedo pasar años sin escucharle apenas, y de golpe redescubrir su cancionero y pasar una temporada con él en mi cotidiano, sorprendida de cómo siento esas canciones de otra manera años después. Otros van y vienen quizás con menos fidelidad pero con mucha enseñanza. Voces de mujer que me inspiran mucho son Mercedes Sosa, que ya he citado, Lila Downs, Concha Buika…

Digipack de tres cuerpos, detalles muy cuidados y la naturaleza como protagonista, que ya lo estaba en el anterior, como la mariposa, el sol...

Sí, la tierra como naturaleza está siempre presente, también en mis letras. Y sin embargo no ha sido algo planeado, coincidir en eso en los dos trabajos. Para la portada de “La piel transparente” me quedé con esa foto por el juego del contraluz, ese aura que hace alrededor de la silueta, de la piel… Después alguien me destacó el detalle, nada más publicar “La piel transparente”, de que en ambos discos está la imagen de una mariposa en el diseño. En este último disco, en el interior del digipack tres ilustraciones representan la transformación y el renacimiento, la idea de muchas vidas en una, con el proceso de salida de una mariposa de la crisálida. Y entonces yo ni me acordaba de que en “Innis Fodhla” hubiera un detalle de una mariposa.

Una mariposa que antes fue crisálida. Parece un recuento del tiempo, una evocación desde la joven madurez.

La simbología de las ilustraciones cuenta mucho de mí misma y de lo universal. El proceso de la mariposa saliendo de su crisálida habla de los ciclos vitales, de las muchas muertes y renacimientos por los que pasamos en una sola vida, de la confianza en los ciclos. Y esta idea ha sido decisiva también en mí, para llevar a cabo poco a poco un proyecto largo y de mucho peso, a veces con y a pesar de sus dificultades.

¿Cómo se cruza con Pedro de la Osa, aparentemente con escasos puntos en común?

Lo hace como luthier (tiene su taller en Sestao). En un momento le comento que voy a empezar a producir el disco y decide ayudarme. Mis canciones estaban compuestas a guitarra y voz y comenzamos a componer los arreglos de su guitarra, y desde entonces ha estado a mi lado en la producción artística del disco y en los directos. Su trayectoria de cara a la galería ha sido rock duro, pero su registro como guitarrista y compositor es amplísimo. Las canciones de este disco se han visto enriquecidas, recibiendo pinceladas como de country, flamenco, clásico, tex-mex, folk… y respetando la esencia de cada tema sin convertirlo a ningún estilo concreto.

¿Qué decisiones tomaron para converger?

En un principio mi idea era instrumentar más el disco. Luego, teniendo en cuenta que en los directos probablemente nos moveríamos con más facilidad en dúo o en trío, decidimos darle una vuelta y construir un disco más fiel al directo, con menos elementos, y llevando todo el peso a las dos guitarras y a la voz. De forma que al componer los arreglos de la segunda guitarra, buscamos en todo momento que estos tres elementos hablaran entre ellos y se engranaran muy bien y con mucha calidad. Salgo reforzada en muchos aspectos de la experiencia del disco. He aprendido mucho.

No es sencillo ser solista, tener audiencia... y continuidad. ¿Qué es lo más duro?, ¿la financiación?, ¿la falta de entorno amigable?, ¿la soledad...?

Lo más duro sin duda es la conciliación. En la mayoría de los casos hoy día necesitamos el sueldo de una jornada completa. En mi caso lo necesito yo como boca que come, y lo necesitan mis creaciones como seres vivos que esperan nacer. Lo difícil es la ecuación de tiempo y tareas. Lo mismo que una jornada laboral al uso no permite una crianza, tampoco le deja horas del día a cualquier proyecto de largo alcance. Yo elijo la autoedición y es una elección muy consciente. Yo produzco, gestiono, compongo… y eso no se hace con retales de tiempo.