Arnaitz GORRITI
CICLISMO - GIRO 2017

Guiño del sino a Pöstlberger

El corredor austríaco burló el sprint tras escaparse ya en Olbia. La escapada del día duró 200 kilómetros.

«Si el destino llama a tu puerta, no le des la espalda», o alguna parecida afirmación digna de libro de autoayuda es la que podría afirmar Lukas Pöstlberger, flamante maglia rosa tras la primera etapa de la edición centenaria del Giro. El corredor austríaco del Bora se escapó del pelotón literalmente sin querer, pero consiguió burlar el sprint para ganar en la meta de Olbia. Y puestos a aceptar el destino con los brazos abiertos, el corredor centroeuropeo tuvo la sangre fría de celebrar su victoria, ignorando la explosión final de los velocistas, que se mesaban los cabellos en la meta.

Tal era la suficiencia del gran grupo para esta inusual etapa de arranque del Giro –inusual por tratarse de una jornada en línea y de más de 200 kilómetros–, que la escapada del día, lanzada en el kilómetro dos en un principio por Cesare Benedetti (Bora-Hansgrohe), Pavel Brutt (Gazprom-Rusvelo), Daniel Teklehaimanot (Dimension Data), Eugert Zhupa (Wilier Selle Italia), Marcin Bialoblocki (CCC Sprandi Polkowice) y Mirco Maestri (Bardiani-CSF), aunque reducida a los cuatro primeros al final, tocó a su fin a menos de cuatro kilómetros para la meta, ya en las calles de Olbia.

Anteriormente, cuando la fuga alcanzó los siete minutos de renta, el gran grupo aceleró, lo cual estiró lo suyo el pelotón en las angostas carreteras de Cerdeña, cuyas continuas subidas y bajadas provocaron algún sofoco que otro. Pero una vez la escapada bajo control –en el que Bora se hizo con la maglia azzurra de la montaña para Benedetti–, dejó hacer a los fugados, que mostraron una obstinación enfermiza, ya que ni se dejaron atrapar ni sabotearon la fuga con intentonas de ataque.

Comportamiento conductista

Una vez neutralizados los aventureros, a 3,5 kilómetros de la línea de llegada, la amplia baraja de velocistas se dispuso a seguir cada cual a sus compañeros por las calles de Olbia. Esta vez el Giro no metió a los corredores en ninguna ratonera, pero sí que hubo una caída en una curva algo estrecha, lo que desordenó un tanto el pelotón. Y en estas, poco antes de la pancarta del último kilómetro, Lukas Pöstlberger negoció en cabeza un par de curvas, sacando de rueda al resto de compañeros.

«Cuando he visto el hueco, al principio no sabía qué hacer», dijo el austríaco, reconociendo su conductista forma de actuar de gregario. Le costó, pero al fin comprendió que el sino había tocado a su puerta. El pelotón se reorganizaba, incrédulo de que se le hubiera colado un intruso en la fiesta de los velocistas.

Quizá esa incredulidad y desorganización fue la gran baza del corredor del Bora, que veía el cielo abierto en la línea de llegada. Por detrás habían sonado las alarmas y los sprinters le sacaban chispas a sus bicicletas. Pero ya para entonces Lukas Pöstlberger, un ciclista del que quizá nunca más oigamos hablar ni veamos deslumbrado por los focos, entraba victorioso en la meta de Olbia, sin miedo a que su celebración, iniciada 50 metros antes de la meta, se viera chafada. Ni el pelotón podía luchar contra el destino.

 

Michele Scarponi en el recuerdo

El Giro arrancó su edición número 100 con Michele Scarponi en el recuerdo. En primer lugar, se le dedicó un sentido minuto de silencio al ciclista de Jesi, muerto el pasado 22 de abril al ser atropellado mientras ultimaba su preparación de cara al Giro.

Tras aquello, los ocho corredores del Astana –como bien es sabido, el cuadro kazajo decidía no suplir la ausencia de Scarponi– encabezaron al pelotón a lo largo de la salida neutralizada.

Sobre el positivo de Stefano Pirazzi y Nicola Ruffoni, el director deportivo de Bardiani, Stefano Zanatta, afirmó ayer que la escuadra expulsará a ambos corredores de confirmarse el positivo, al tiempo que se mostró «en shock» y «temeroso» de que su equipo, uno de los invitados al Giro, pueda ser expulsado.

«Esto es por lo que estamos tan enojados. Han causado muchos problemas al equipo, no solo a los siete que están compitiendo», se quejó. A.G.