En la simulación democrática que vive el reino de España hay un atasco de casos en los que los protagonistas son submarinos de la banda de Rajoy colocados en lugares estratégicos para boicotear el normal procedimiento de las instituciones públicas, especialmente la Justicia. Me siento totalmente empachado de imputaciones, declaraciones grandilocuentes, fiscal sospechoso de complicidad con obvios asuntos de corrupción y toda una sucesión de hechos que me han decidido a tomar una decisión: atender más a los canales salvíficos, como Clássica, dedicado a ofrecernos durante veinticuatro horas óperas y conciertos de orquestas europeas. Y mis imprescindibles canales chino y ruso para la terapia de política internacional.

Como atascos intestinales sufrimos los televidentes con tantos programas de toda índole donde la gastronomía en todas sus variedades y niveles aparece. Me gustaría que alguien midiera las horas que todos los canales, públicos estatales o locales, privados, en abierto, en plataformas o por cualquier otro medio que se dedican a la cocina, a mostrar platos, a dar consejos o inducir al consumo de ciertos productos de temporada o de moda. La otra noche quedé enganchado a “Top Chef”, que duró hasta la madrugada en una entrega en la que aparecieron de jurados Argiñano, Berasategi y Atxa, entre otros maestros.

Al igual que atascan los concursos de talento musical, con tantas variaciones y fórmulas, repeticiones y traducciones que yo estoy atascado de manera absoluta. En la primera estatal está Nuria Roca intentando darle vida a un programa mortecino, “Dúo”, que contó con la actuación del creador de “Despacito”. Lo impresionante eran los dos dúos de bailarines/as que llevaba. Si quedaban dudas, sus movimientos lúbricos lo aclaraban. Y en La 2, Eurovisión a tope.