Ainara Lertxundi
Periodista
IKUSMIRA

«¿Dónde está mi hijo?», la súplica de Wendy

Wendy Arango, guerrillera de las FARC-EP, dio a luz el 21 de octubre de 2010 en un hospital de Apartadó. Su bebé fue llevado a la unidad neonatos, mientras que a ella le llegó un aviso de sus compañeros en la montaña de que debía abandonar a la mayor brevedad el centro sanitario porque el Ejército la había detectado. Entonces, se enfrentó al doloroso dilema de quedarse hasta que al día siguiente le dieran el alta a su hijo y ser captura, o huir sin él. Decidió lo segundo no sin antes pedir a una persona de su entera confianza que se hiciera cargo del niño, que acabó en manos del Instituto de Bienestar Familiar. Todas las gestiones realizadas por su amiga y su padre resultaron infructuosas. GARA se hizo eco de esta denuncia en una entrevista con Wendy en febrero de 2016. Aunque su caso fue abordado en la mesa de La Habana, sigue sin saber dónde y con quién está. Ahora, renueva su denuncia con un video en youtube en el que exige al Estado saber qué es de él.

La pérdida, robo, desaparición... de niños en los conflictos armados ha sido y es una práctica habitual. En El Salvador, la Asociación Pro-Búsqueda, formada por unas 860 familias, estima que 500 menores desaparecieron entre 1980 y 1991. Muchos fueron adoptados por familias extranjeras tras pasar por instituciones religiosas o por los propios militares. Y, en Argentina acaban de encontrar al nieto número 122.

La Comisión de la Verdad en Colombia deberá establecer el universo real de estas desapariciones y dar respuestas a todas las Wendy del país y también a esos hijos.