Miren LACALLE
IRUÑEA
Elkarrizketa
SUSANA RODRÍGUEZ-LEZAUN
ESCRITORA

«En mi imaginación hay crímenes para llenar una biblioteca»

La autora txantreana acaba de publicar su segunda novela, «Deudas del frío», una novela negra ambientada en Iruñea en la que en las primeras páginas aparece asesinado el director de un conocido banco, lo cual da pie a una investigación que se realiza con el trasfondo de la crisis económica y de los personajes que sufren sus consecuencias.

«Deudas del frío» es la segunda entrega de una saga. Aunque se puede leer de forma autónoma, pónganos un poco en antecedentes.

“Sin retorno”, la primera novela de la saga, se publica en 2015, y en ella se cuenta en la historia de dos personajes principales, David Vázquez, un inspector de policía e Irene Ochoa, una promotora turística, que vive en Iruñea, y que está atrapada en un matrimonio violento. En un momento dado ella decide dar fuego a la casa con su marido dentro y escapar. La fortuna quiere que nadie la vea y el incendio pasa por un accidente y ella por una viuda dolorida, y además las circunstancias acaban enredando sentimentalmente a esa viuda con el policía.

A partir de ahí se inicia una trama personal que se va compaginando con otras, de carácter policial, que en el primer libro se centraban en un asesino en serie que actuaba en Orreaga, Burguete, el camino de Santiago, y en la que además me regodeé con esos paisajes de Nafarroa, y que en este segundo libro, mientras Irene sigue intentado salir de su espiral de violencia, narran una trama más social en la que aparece un banquero muerto, lo cual me da pie para hablar de desahucios, partidos emergentes, movimientos sociales, de esa crisis, en definitiva, que dicen que hemos pasado, pero que yo me niego a poner en pasado.

Al igual que en el primer libro, donde el marido maltratador moría en la página cinco, al banquero de «Deudas del frío», lo mata usted en también a las primera de cambio.

A mí me gustan mucho las novelas intensas, y mi intención desde que empiezo a escribir, es atrapar al lector, subirlo arriba y mantenerlo tenso hasta el final, que sienta el estómago encogido en cada página, son los libros que a mí me gusta leer y los que me gustaría escribir, por eso empiezan fuerte. Un libro en el que tardas cien páginas en entrar en materia me deja fría.

Y mata a ese banquero además en Berriozar. Las localizaciones, y las historias que cuenta nos resultan cercanas, pegadas a la actualidad…

Sí, todo el mundo sabe de qué hablo cuando hablo de familias desahuciadas, de padres de familia desesperados que saltan por el balcón, no tengo que explicar nada, todo el mundo tiene en sus retinas esas imágenes de los telediarios de hace cuatro días; o cuando hablo de amas de casa que por poner un plato de comida en la casa deciden prostituirse. Todo es ficción en la novela, pero mi aspiración es que sea una novela verosímil, y las situaciones de miedo y angustia que se relatan todos las hemos pasado, cuando en nuestros trabajos nos han dicho que se avecinan recortes, un ERE…

Una de las características de la novela, poco frecuente en el género, es el protagonismo coral.

A mí me gusta mucho la gente, hablar con ella, la miro, la estudio… Algún día me van a llamar la atención. Los perfiles que me imagino con esa gente los plasmo en mis libros. De hecho, he tenido que recortar personajes.

Últimamente en Nafarroa, al menos en la ficción, se han prodigado mucho los asesinos en serie, los crímenes violentos… ¿No es un poco excesivo para una comunidad tan pequeña y relativamente tranquila?

No te creas, yo cuando me planteé la novela pensé que si transcurría aquí debía tener verosimilitud, que no pasaran cosas como si sucedieran en Nueva Orleans, así que me puse en contacto con profesionales, y me contaron muchos chascarrillos, muchas cosas que pasan aquí que no llegan a los medios. Me contaron casos reales e investigaciones que me dejaron asombrada. Es decir, la gente mata. Por ejemplo, una cosa que me llamó la atención, que se me quedó grabada, fue el montón de viudas aparentemente dolientes que ha habido —sobre todo, es cierto, en otros siglos, el XVIII o XIX— y que en realidad asesinaron a sus maridos, poco a poco, con unas gotitas de veneno en la comida cada día, viudas que los cuidaban mientras enfermaban y luego lloraban su muerte.

«Deudas del frío» tendrá su tercera entrega pronto. ¿Qué puede adelantar?

Es una novela que está ya escrita y comprometida para publicar, y en este caso tiene un papel importante el fuerte de Ezkaba, donde se desarrollan varias escenas. Yo tuve la suerte de entrar al fuerte, conocer aquel lugar estremecedor, vi también el documental de Iñaki Alforja, hablé con historiadores. Utilicé para documentarme, en definitiva, mi faceta periodística, y yo creo que ese trasfondo del fuerte, va a quedar muy potente.

¿Y una vez cerrada la trilogía?

Ya veremos, en mi imaginación hay crímenes como para llenar una biblioteca.