Carlos GIL
Analista Cultural

Normalidad

De las veinte ediciones de los Premios Max  he asistido en vivo y en directo a dieciocho de sus galas de entrega. He formado parte de un núcleo que otorgábamos un premio de la prensa especializada. Hasta he sido jurado en las diferentes fases de selección, candidatos y premiados. Recuerdo muchas noches, en diferentes lugares, los premiados, la presencia vasca, la polarización entre Barcelona y Madrid, dos décadas de evolución de las artes escénicas.

Para las artes escénicas vascas son un lugar de lanzamiento, un trampolín, una constatación de una realidad que se mantiene en el tiempo. Hubo un momento que Tanttaka predominaba. Hoy es Kukai el grupo de danza que va ganando un prestigio incuestionable y que gana premios por todos los lugares con una normalidad que se corresponde con su esfuerzo, con su magnífica evolución, con su definición como colectivo. Jokin Oregi es uno de los creadores más reconocidos en el teatro infantil, entre otras muchas cosas, con unos y con otros. Y Alfredo Sanzol sigue siendo unos de los dramaturgos más celebrados, además de un director eficaz.

Todos sobre la cuarentena. Es decir en su madurez creativa. Buenas noticias. Y no solo por ser premiados este año con Max, sino porque abren brecha, han tomado el relevo de manera muy imaginativa y con una capacidad de trabajo y progresión artística dignas de mención.