Aunque está claro que el arquitecto Calatrava te la clava en cuanto puede, el complejo arquitectónico y urbanístico donde está ubicado el impresionante Palau de les Arts es un complejo cultural magnificente, que dotó a esta ceremonia de un marco propicio a la imagen más elegante de la profesión, sus amplios puentes y pasillos, contribuyeron a crear un ambiente de nerviosismo y fraternidad a la vez. De saludos rápidos, de abrazos, de encuentros y hasta de encontronazos. De conversación protocolarias y de citas para los próximos días. Un grueso de la profesión  de las artes escénicas estatales estaban allí compartiendo sensaciones. Ana Morgade presentó la gala muy bien arropada por un guion fresco, ágil, con puntos ácidos, pero amable y fértil, acompañando una puesta en escena de Joan Font de Coemdiants muy ligero, muy favorable a la interacción y marcado por una mezcla de géneros, disciplinas y con una idea central, la vindicación de las dramaturgas. Los premios directos fueron para El Festival de Almagro; el del Teatro aficionando al grupo Yese compuesto por presas de Yeserías. El de Honor para Salvador Távora de La Cuadra de Sevilla, quien desgranó un discurso cargado de emoción y precisión ideológica, remarcando el compromiso que debe tener el teatro con su sociedad. Recibió la más larga y sincera ovación de la noche.

Una de las cuestiones a señalar sobre el teatro vasco es que recibió el Max al mejor diseño de vestuario Iraia Oiartzabal por “Oskara” de Kukai, una disciplina no frecuentada y que cayó en una joven diseñadora de alta costura no especializada en teatro. Es más habitual que los de Kukai se lleven premio, como el de Mejor Elenco y en esta ocasión redondeó su reconocimiento público llevándose también el de Mejor Espectáculo de Danza, por esta magnífica creación, “Oskara”. Al recoger uno de los premios le dedicaron el mismo a las actrices vascas que han sufrido acoso censor por sus posicionamientos políticos, especialmente Miren Gaztagaña con quien habían colaborado en un anterior montaje.

Casi no es noticia que “Marie de Jong” de la mano de Jokin Oregi consiga premios especializados en ferias y festivales de teatro para niños y niñas, pero se llevaron el Max en esta disciplina, por “Amour” lo que es un aval un poco más generalista. La obra del iruindarra Alfredo Sanzol, “La respiración”, recogió dos premios, Mejor Actriz Protagonista a Nuria Mencía y el de Mejor Autoría Teatral.

El actor Ángel Ruiz, también de Iruñea, fue reconocido con el premio al Mejor Actor Protagonista por su interpretación en la obra “Miguel de Molina al desnudo”. Y el premio a la Mejor Actriz de Reparto fue para la gasteiztarra Ainhoa Santamaría por su papel en “La estupidez”.

Dos mujeres recibieron premios varios por su trabajo, Carmen Portacelli, que con “Només son dones (Sólo son mujeres)” logró el de Mejor Dirección Teatral y el de Mejor Espectáculo de Teatro. Por su parte Rocío Molina logró con su “Caída del cielo” el de Mejor Coreografía y Mejor Intérprete Femenina de Danza, además de que Carlos Marqueríe consiguió por el mismo e pectáculo el de Mejor Diseño de Iluminación.  

Por primera vez se otorgó un premio a un espectáculo de calle, que recayó en “Mulïer” de Maduixa Teatre que además se llevó Damián Sánchez el de Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico. El Mejor Espectáculo Revelación se lo llevó un espectáculo de circo, “inTarsi” a cargo de la Compañía de Circo ‘eia’.

La Mejor Autoría Revelación fue para María Cárdena por “Sindrohomo”. La Mejor Adaptación fue por el gran trabajo realizado por José Ramón Fernández en “El laberinto mágico”. El Mejor Actor de Reparto fue precisamente para Paco Ochoa por su trabajo en este montaje dirigido por Ernesto Caballero.