CHILE 0

ALEMANIA 1

Neuer, Süle, Boateng, Hummels, Kimmich, Tony Kroos, Gundogan, Hector, Draxler, Reus, Werner, en un equipo con tres defensas, y con Thomas Müller y Sane en una zaga de cuatro, sin olvidarnos de Özil o Khedira. No es el once con el que la Alemania de Joachim Löw se proclamó ayer por primera vez campeona de una Copa Confederaciones, sino con el que se frotan las manos los alemanes cara al próximo Mundial de Rusia 2018 tras comprobar cómo sin casi ninguno de esos hombres, DieMannschaft se ha coronado en esta antesala mundialista apenas solo dos días después de alzar el Europeo sub´21. Por algo es vigente campeona del mundo y será el rival al batir en un año de nuevo en tierras rusas. De momento, el título conseguido ayer la catapulta al primer puesto del ránking de la FIFA. El fútbol planetario habla alemán.

No es casualidad. Una dolorosa eliminación a principios de siglo removió los cimientos del balompié germano. Empezaron la casa no por tejado y los frutos empezaron a caer como fruta madura en las sucesivas citas de selecciones, hasta ese título en Brasil sustentado en el impulso dado por cada club a sus academias, con cada vez más jóvenes casi imberbes debutando ya en la Bundesliga, y un proyecto liderado por Joachim Löw que está asegurado, por contrato, al menos hasta 2020. Alemania rezuma grandes jugadores y lo demuestra sobre el verde.

En el estadio de San Petersburgo era una Chile de gran nivel y mayor convicción la que se interponía. Primeros veinte minutos arrolladores de ‘La Roja’ y justo ahí, un grosero error defensivo sudamericano propició el solitario gol a la postre de un duelo de altura, con Chile sacando todo su orgullo y rebeldía, y una Alemania de piernas largas en donde los Goretzka, Draxler, Werner o Stindl, secundados por Kimmich o Hector, y con metros por delante son pura intimidación. Pudieron descoser a los de Juan Antonio Pizzi tras cada robo de balón, pero no dieron con esa segunda losa que matara la inquebrantable actitud chilena. Alemania no pierde en un torneo FIFA tras marcar el primer gol desde hace 23 años y Chile no remonta para ganar en un torneo FIFA desde el Mundial de 1962. Las estadísticas están para contarse y ayer ninguno de los dos equipos fue contra ellas.

Ter Stegen salvador

El descanso fue el momento para que los chilenos se conjuraran ante una Alemania que esperando atrás, leyendo al rival y jugando en base al contrario, supo aguantar y golpear, aguantar y salir al ataque como lobos esteparios, al galope sustentados en esa zancadas de cuatrocentistas. Solo les faltó el golpe de gracia, ese que tuvieron otra vez en la reanudación con una ‘Roja’ volcada y la testosterona a precio de saldo. Tanto que el salomónico colegiado zanjó un amago de velada boxista entre Kimmich, un carácter a sus 22 años, y todo un Arturo Vidal, compañeros en el Bayern.

No hizo falta en VAR en este caso, como sí lo aplicó el árbitro tras el chivatazo de un codazo con voluntariedad y alevosía de un jugador chileno a un rival. El videoarbitraje lo dejó en amarilla. El VAR también es humano.

Chile fue quemando todas sus naves, puso a prueba a Ter Stegen por primera vez pasado el minuto 70, se le fue arriba a Vidal en el 74, reclamaron incluso el VAR al árbitro en una jugada que no arrojaba dudas y no era penalti, sacó el guardameta del Barcelona un disparo lejano sobre el minuto 80 y todavía, en el descuento, casi sobre la bocina, evitó el empate en un libre directo al borde su área. No fue de extrañar que el portero suplente de Neuer fuera elegido el mejor de la final. Julian Draxler, el joven capitán y jugador del PSG, mejor del torneo.

La nueva Alemania vence y convence. Y da miedo. Chile cayó con honores y pundonor, haciendo válido el proyecto que inició con Bielsa, dio continuidad Sampaoli y ahora lidera Pizzi. Un grave error le penalizó demasiado, pero enfrente estaba una Alemania que con equipo A o B tiene donde elegir para competir. De momento, lo gana todo y eso en la antesala del Mundial de Rusia. Veremos.