Joseba Salbador
Kazetaria
IKUSMIRA

Plaza de la Constitución

Esto de la memoria histórica me deja a veces un poco desconcertado. No cabe duda de que todavía hoy día sigue siendo necesario recuperar el relato de determinados acontecimientos históricos acaecidos en nuestro país y que han sido ocultados durante años por el bando vencedor. Y que también sigue siendo necesario revisar los callejeros de nuestros pueblos para no dejar resquicio a la exaltación de las acciones fascistas.

Pero tengo el presentimiento de que, en algunos casos, quizás nos estamos pasando de frenada. Me estoy acordando de la retirada en Tolosa de una placa con la leyenda “Naparrua’ko Ibiltegia” y el escudo de Nafarroa, colocado, sí, por los franquistas, pero que quizás era la única placa escrita en euskera en aquella época. Una reliquia que ya no podremos enseñar a nuestros hijos e hijas para explicar lo sucedido aquellos años.

Y mientras suceden estas cosas, vemos por otro lado cómo se organizan, con gran pompa y boato, festividades para conmemorar los 200 años de la construcción de la plaza de la Constitución de Donostia sin que nadie haya abierto un debate serio sobre la conveniencia o no de mantener esta denominación y no la original de la plaza Nueva.

Alguien dirá que no se pueden comparar ambos casos. Hay incluso quien puntualiza que la plaza donostiarra no proviene de la Constitución de 1978, sino de la de Cádiz de 1812, como si los efectos de aquella fuesen menos perniciosos para nuestro pueblo, nuestra idiosincrasia y nuestras instituciones, esas sí democráticas y mucho anteriores a la llegada de las ideas revolucionarias francesas o constitucionalistas españolas.