Iratxe FRESNEDA
Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Absolutismo audiovisual

Decía Victor Erice en Cahiers du Cinéma España N.º 1: «Desde sus orígenes, la imagen en el cine estuvo asociada al principio de realidad. Ahora, sin embargo, con su capacidad para poner cada día en circulación miles de imágenes por segundo, el audiovisual ha transformado a lo real en una categoría tecno-cultural. Pero, ¡ay!, demasiadas imágenes pueden aniquilar la imagen misma. Inflación o hipertrofia son efectos –trastornos, desajustes, si se prefiere– que produce en la imagen, cada dos por tres, esa industria pesada de nuestro tiempo que se ha dado en llamar Comunicación. La alucinación que provocan en las grandes masas de población es grave: confundir el ver y el saber. ¿Podemos hoy dar crédito a lo que nuestros ojos en las pantallas ven? Por otro lado, la industrialización de la imagen a escala planetaria otorga a los países más desarrollados el monopolio de las representaciones cotidianas de la realidad». El absolutismo audiovisual merece algo de reacción e imaginación para poder ver y deglutir las imágenes mediante una mirada que sostenga una capacidad crítica de “consumo”. En los días de la supuesta democratización de la tecnología, de la creación y el acceso universal a las imágenes, la capacidad de maniobra de la mirada humana se ve mermada y aplastada. La retina absorbe como una esponja y, sin (querer) saberlo, nos construye creencias y visiones del mundo. Trump, sanfermines, “Sálvame”, los autorretratos de playa de nuestros amigos de Facebook o la siguiente película que veamos, dejarán rastros en nuestro imaginario. A mirar se aprende, los modos de ver son modos de pensar y actuar, y pueden ser una herramienta útil para combatir el absolutismo audiovisual y seguir divirtiéndonos en el intento.