David GOTXIKOA
GASTEIZ

Arriba el telón

El festival de Jazz de Gasteiz estrena hoy su 41ª edición, con la tradicional noche dedicada a la música góspel; aperitivo de un programa heterogéneo sin el reclamo de grandes estrellas, que rinde tributo a Rubén Blades, Ella Fitzgerald y Thelonious Monk, recibe la visita de viejos conocidos y reivindica el protagonismo de la mujer.

Los promotores aman el jazz, pero aman más a sus festivales. Su desafío principal se centra en la conciliación entre riesgo artístico y venta de entradas, que obliga a complicadas piruetas para aunar propuestas de calidad que motiven al aficionado y citas atractivas para los espectadores accidentales, esos que se asustan fácilmente ante el primer atisbo de excentricidad. Un reto al que se suma la responsabilidad de mantener el prestigio de un proyecto que dura cuatro décadas y ha conocido tiempos mejores, cuando el presupuesto era más generoso, la competencia de festivales menor y no escaseaban estrellas disponibles.

En lo que respecta a ese otro perfil de artistas capaces de llenar la platea por sí solos, Jamie Cullum solo hay uno; no es una alternativa económica ni tampoco cuestión de traerlo de visita cada verano. Reinventarse o morir. Nadar y guardar la ropa es una tarea compleja, admitámoslo.

Hoy, martes 11 de julio

Por lo pronto, el certamen sigue fiel a la fórmula acuñada por el equipo que hoy dirige Alberto Ibarrondo, lo que significa que el Polideportivo de Mendizorrotza ofrecerá contadas sorpresas en un programa cuyo interés irá in crescendo a medida que avance la semana y que comienza, agárrense bien, con una noche de temática góspel. En esta ocasión, las responsables de poner a dar palmas y oh yeahs al personal serán las hijas y nietas del reverendo Brown. Las Brown Sisters, una apuesta segura y excelente para abrir boca sin estridencias.

Mañana, miércoles 12 de julio

¿Recuerdan cuando el jazz fusión era lo más entre el proguerío? Los años de Weather Report, Return to Forever, Steely Dan o The Jazz Crusaders. Casi todos aquellos proyectos tienen lo mismo en común: eran fantásticos y han envejecido bastante mal. Stanley Clarke y Larry Carlton formaron parte de ese boom y siguen estando en buena forma, pero su música perfecta y elegante apenas ha seguido progresando desde entonces. El bajista, dueño de un estilo propio que creó escuela en su instrumento y dejó tras de sí una legión de imitadores. El guitarrista, poco dado a las rarezas, transitando siempre por el amable sendero que linda con el blues, pero sin tratar de subvertirlo como sí ha sido capaz John Scofield, por ejemplo.

Jueves 13 de julio

El próximo mes de octubre Thelonious Monk habría cumplido cien años, pero su herencia aún no ha sido asimilada por completo. Por eso, este homenaje es más necesario que ningún otro. Si su música sigue hoy vigente, si una y otra vez se vuelve a su breve repertorio –apenas escribió setenta piezas originales a lo largo de toda su carrera– es por su genuina originalidad, un desafío irresistible para cualquier músico u oyente que ame el jazz y los rompecabezas.

TS Monk es el hijo de Monk, nada más oportuno para dar oficialidad a un tributo de este calibre que echar mano del apellido familiar. Obviando su papel clave en el Thelonious Monk Institute of Jazz, su carrera musical como batería se ha escorado fundamentalmente hacia el soul y el R&B, aunque para la ocasión lidera un sexteto que toma el legado del padre e incluye a la estimable Nnena Freelon.

Para afrontar la parte más ortodoxa de la herencia monkiana, la organización ha seleccionado a cuatro pianistas bien distintos y de sobra conocidos por aquí: Kenny Barron, Eric Reed, Cyrus Chesnutt y Benny Green. Escucharlos por separado o en los previsibles duetos deparará con toda seguridad algunos de los momentos más exquisitos de esta edición.

Viernes 14 de julio

«No vale de nada si no tiene swing», dejó escrito Duke Ellington. Es la premisa a cumplir en la noche del viernes, que comenzará con el trío formado por Jean Luc Ponty, Biréli Lagrène y Kyle Eastwood. Una personal puesta al día del resultón manouche de entreguerras, que gustará mucho. Si pensamos en swing, hay que felicitarse de que Ella Fitzgerald visitara Gasteiz en los albores del festival, dejando en ambas ocasiones pinceladas de su leyenda. Patti Austin retoma el repertorio de la gran dama del jazz, que tan buenos réditos le dio hace quince años en su grabación “For Ella”. La neoyorquina tampoco necesita ninguna presentación, jamás decepciona.

Sábado 15 de julio

Woman to Woman reedita un proyecto sin vocación de continuidad, que nació hace un año con ocasión del Día Internacional de la Mujer. Anat Cohen (clarinete), Melissa Aldana (saxo tenor) y Renee Rosness (piano) han actuado aquí antes dejando un gran sabor de boca. La vocalista Cécile McLorin se metió al público de Gasteiz en el bolsillo hace cuatro años y, desde entonces, solo ha faltado a su cita un verano. Completan el septeto Ingrid Jensen (trompeta), Noriko Ueda (contrabajo) y Allison Miller (batería). Si hay que ponerle un pero a esta fabulosa colección de talentos es precisamente su carácter testimonial, pues al carecer de rodaje previo no permite augurar demasiados riesgos… a priori.

La traca final la encenderá de nuevo el panameño Rubén Blades. El regreso del gran mito de la salsa supone además su despedida de los escenarios, y es un guiño cómplice a las generaciones más veteranas con las que nació este certamen. No esperamos ni más ni menos que lo que ya ofreció en el 2011: jolgorio, nostalgia y carisma a raudales.

 

Jazz de alto voltaje en minúscula: Música refrigerada contra el sopor veraniego

El encuentro de Hasier Oleaga y Jorge Rossy en “Konexioa” promete emoción y complicidad; la admiración de Hasier por el músico catalán viene de largo, ya sea en su trayectoria junto a Brad Mehldau, o a través de su influencia en el sello Fresh Sound, que ha inspirado algunos de los proyectos más interesantes del bilbaino. Otras propuestas con asterisco dentro de la sección Jazz del Siglo XXI serán las de Theo Crocker y Raynald Colom/ Joel Ross.

Pero el jazz no termina en el Teatro Principal. El Hotel Canciller Ayala acogerá cada medianoche las sugerentes jam-sessions entre el trío residente de George Cables –con Lucien Barbarin como invitado especial– y los músicos del programa que se hospedan allí, dando lugar a los momentos más genuinos de improvisación de toda la semana. Un consejo: conviene llegar con tiempo, ya que la cafetería del hotel se abarrota.

Por último, si prefieren las iniciativas independientes, no se pierdan estos dos espacios gratuitos: Minijazz Café Dublín y DazzJazz. El primero, en plena Virgen Blanca y a punto de cumplir dos décadas ofertando un amplio abanico de música negra de alta calidad, es uno de los puntos calientes de la ciudad. El segundo, en la Kutxi, porque ha logrado reunir un elenco increíble de músicos: Juan de Diego, Mikel Andueza, Juan Sebastián... Y ahora, disfrutar. D.G.