Estoy a favor de subirle el sueldo a los guionistas, a solicitar que figuren sus nombres en primer lugar de los créditos y que se puedan leer, no como ahora que pasan a la velocidad del rayo. El guion es fundamental e imprescindible. Se nota en los encierros. No salgo del bucle. Los toros de la ganadería de Jandilla demostraron que todo lo que lleve apellido Domecq en el mundo taurino está bajo sospecha, especialmente si se anuncian en los carteles con figuras de la pasarela y el famoseo como Cayetano Rivera. Corren mucho porque está escrito en el guion.

El guion, la escaleta se hacen para darle ritmo a la cosa. Los entrevistadores por el recorrido con entradas fugaces, y una entrevista en el plató de Telefónica. Y ahí encontramos una perla grandiosa, un desvarío. Entrevistaron a un mujer presentada como una corredora del encierro, pero de las de verdad. Desconozco cuáles son las de mentira. Daban a entender que era una especialista que competía con los varones ya fueran indígenas o migrantes de la torería. Así iban de acelerados cuando esta muchacha de Ampuero dijo que ella era fotógrafa, muy aficionada, que le gustaban mucho y que había corrido dos encierros en su vida y parece que ambos en su pueblo.

Los eruditos de la estadística y la retórica enmudecieron, pero siguieron el guion, intentando matizar, pero ella insistía en decir que hace muy poco salió en su pueblo a correr sin que lo supiera nadie, «tenía que hacerlo al menos una vez en la vida». Esto es un guion de los buenos, con documentalistas y correctores de estilo. Este es el rigor de TVE y sus encierros. Para ellos siempre son emocionantes, peligrosos y demás adjetivos del guion. Deben vender el producto. Esos toros que echan han hecho casting y se saben el guion. Ahora entendemos mejor la metáfora del anuncio de chorizos.