Agustin Goikoetxea
Periodista
IKUSMIRA

Retorno a la realidad sin chapuzón a la vista

Los estrategas de la comunicación política son en nuestro tiempo pieza clave para los responsables institucionales. Están detrás de mensajes que van calando en una parte amplia de la sociedad, creando estados de opinión que no tienen que coincidir con la realidad. Muchas veces la mayoría no es consciente de la diferencia entre lo real y lo que se pretende transmitir.

En los últimos 35 años, gracias al dinero de todos, se ha conseguido la recuperación ambiental de las aguas de Ibaizabal y su cuenca, víctimas de una industrialización y una brutal expansión urbanística que sirvió a unos pocos para amasar fortunas. El Plan Integral de Saneamiento del área metropolitana de Bilbo, el mayor proyecto medioambiental llevado a cabo en la historia del país, nos ha costado alrededor de 1.200 millones de euros, obtenidos a golpe de recargo en el recibo.

La Ría ha dejado de ser la gran cloaca para acoger a bancos de mubles y distintas actividades lúdicas y deportivas. Tan interiorizado teníamos el mensaje institucional de la recuperación de sus aguas, que pensábamos que estaban como cuando Diego López de Haro otorgó las cartas de villa y puerto al poblacho que en plena Edad Media era Bilbo.

Tras pronunciarse la palabra maldita, leptospirosis, despertamos del dulce sueño y descubrimos que la calidad del agua no es para echar cohetes, por mucho que Juan Mari Aburto insista en darse un chapuzón, que el consejero Darpón no se daría ni loco. Y tratando de buscar culpables, acusamos a las ratas, algo que viene del medievo. De ser escenario inigualable de clavadistas, nuestra Ría vuelve a ser lo que es.