Jon Odriozola
Periodista
JO PUNTUA

Altsasu: venganza pura y dura

La Fiscalía del tribunal especial heredero del TOP franquista, la Audiencia Nacional española, solicita un total de 375 años de prisión para ocho jóvenes de Altsasu que fueron procesados tras la trifulca con dos miembros de la Benemérita (Ora Pro Nobis) en un bar en la madrugada del 15 de octubre del año pasado. Y luego dicen que el pescado es caro. Y luego dicen, los que ya ni me saludan, que exagero cuando denuncio el carácter fascista del Estado español: «el rey está desnudo». Hay que joderse...

Dan ganas de invocar al Marqués de Sade –dada la petición «sádica» del fiscal– cuando en “Justine” escribía: «mientras quiten la vida tanto a los ladrones como a los asesinos los robos no se cometerían nunca sin asesinatos. Ambos delitos se castigan de igual manera, ¿por qué renunciar al segundo si sirve para encubrir el primero?» Sade acabó en un nosocomio.

Swift, aunque no en “Gulliver”, sugirió, antes, algo parecido ya que, si el destino final de un robaperas era la horca, ¿por qué no asesinar al robado y así eliminar al testigo del hurto? Dos por el precio de uno, diría un consejo publicitario. Se inducía, pues, al asesinato. No había proporcionalidad.

Que es –la proporcionalidad y la moderación en los castigos– la que propuso Beccaria propugnando la gradación de penas en tiempos de la Ilustración. No es que los fiscales españoles, los gobiernos, sean anti-ilustrados, que sí, o sufran delirios paranoicos, no: son fascistas, sencillamente.

Si los jóvenes altsasuarras –un pueblo ocupado precisamente por su indocilidad, ahí les duele– hubieran sabido de estas salvajes peticiones sádicas de mentes enfermizas –nos roban hasta el lenguaje–, lo mismo hubieran pasado a mayores, total: de perdidos al río, que se dice. Pero no: estos jóvenes son antifascistas y su concepto –elemental– de justicia es antagónico a la venganza que reconcome los hígados al fascismo estatal y sus instituciones que corean sus turiferarios siempre atentos a la voz de su amo.

¡Cuánto hijo de puta!