Arturo Puente
Periodista
JO PUNTUA

Ellos sí tienen miedo

Hemos salido a plaza Catalunya a guardar silencio, pero lo hemos roto, valientes, al grito de «no tenim por» [no tenemos miedo]. Y no lo tenemos. Este jueves a los barceloneses nos hirieron pero ni mucho menos nos asustaron. Un día después hemos llenado el lugar del atentado. Hemos donado sangre, hemos llevado agua a los atrapados en la carretera, hemos ofrecido nuestras casas.

No tenemos miedo, hemos dicho, mintiéndonos sobre cuánto nos acojonamos cuando supimos que había pasado aquí, a nosotros. Nos mentimos porque cuando los primeros bulos aseguraron que había un terrorista armado por el Raval todos llamamos a los amigos que viven en el barrio. Ese «¿dónde estas? ¿Estás bien?» no engaña.

Tuvimos miedo, de acuerdo. Y quizás no poco, de acuerdo. Pero por la mañana ya no lo teníamos. Vamos a plantar cara a los fanáticos y no van a cambiar nuestra sociedad, nuestra manera de ser, dijimos. Lo vamos a hacer demostrándoles que no nos asustan. Pero esta mañana cuando hemos salido de casa demostrando al mundo que no tenemos miedo, quizá hemos visto que la tienda del vecino pakistaní no había abierto. O hemos notado que el magrebí que conduce el autobús apartaba la mirada. Quizá hemos pasado por delante de la mezquita de Montblanc, que ha sido pintada con amenazas islamófobas. O hemos debido ir al Consulado de Marruecos en Tarragona, también atacado. Es probable que hayamos escuchado una de las muchas soflamas racistas que han corrido boca a oreja en las últimas horas.

Ellos, nuestros vecinos, hoy sí tienen miedo. Temen que podamos atacar sus lugares de rezo, o que les veamos como alguien que debe condenar con más vehemencia que los demás hechos de los que no tienen ninguna responsabilidad. Miedo porque de nosotros, de las leyes que nosotros hacemos, depende que un día puedan no abrir su comercio, puedan no recibir una ayuda al desempleo o puedan no estar protegidos ante la violencia.

Ellos sí tienen miedo, y lo tienen de nosotros, de los que decimos que no lo tenemos y presumimos de nuestros grandes valores y de los que prometemos que nos cambiarán.