Al término de la carrera en el GP de Italia, el británico Lewis Hamilton, ya en el podio, sacó su teléfono móvil e inmortalizó el momento: había ganado en el mítico circuito de Monza, en casa de Ferrari, y además se colocaba líder del Mundial al superar al alemán Sebastian Vettel, que finalizó tercero por detrás de Valtteri Bottas (Mercedes).

Hace poco más de un mes, exactamente en el GP de Hungría que daba por finalizada la primera parte de la temporada antes del parón veraniego, casi todo el mundo apuntaba a Vettel como campeón mundial de Fórmula Uno 2017. El germano se impuso en Hungaroring, ampliando su renta en la clasificación general respecto a Hamilton. Pero el inglés, a diferencia de otros años, ha sabido ser paciente. Se impuso la semana pasada en Spa-Francorchamps por delante de Vettel y, con su victoria de ayer, ya está por delante.

Con récord incluido. Si bien en la clasificación en el GP de Bélgica empató con 68 poles al mítico Michael Schumacher, anteayer superó al Káiser con la 69ª. Histórico hito del británico que lo culminó con su triunfo sobre la pista de Monza.

Hamilton, sin obstáculos

Se trata de su sexta victoria del año, la 59ª desde que pilota en Fórmula Uno –aún lejos de las 91 de Schumacher–. Mercedes, además, hizo doblete, ya que Valtteri Bottas fue segundo.

Hamilton salió como un tiro y condujo sin sobresaltos, cediendo durante solo dos vueltas –al parar en boxes– el primer puesto a su compañero finlandés. Las primeras vueltas fueron las más vivas de una carrera que también resultó emocionante en sus últimos giros, cuando el australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), gran protagonista al salir 16º y acabar 4º, se acercó peligrosamente a Vettel, que dio por buena la jornada al subir al podio y ser pasionalmente vitoreado por la afición local, que no celebra un triunfo ferrarista desde 2010, gracias a Alonso, actualmente en otras batallas con su McLaren-Honda. Ayer abandonó a tres vueltas del final por problemas mecánicos.