Pablo GONZÁLEZ
Moscú
Elkarrizketa
VLADIMIR KARA-MURZA
OPOSITOR RUSO

«La élite rusa es ‘soviética’, pero con yates y viñas en Occidente»

Vladimir Kara-Murza (Moscú, 1981) es un periodista, activista político desde 1999, y fue colaborador cercano de Boris Nemtsov. Fue el representante de la oposición rusa ante el Senado estadounidense para promover las sanciones con el gobierno de Putin. En 2015 y 2017 sufrió extraños casos de envenenamiento, ambos en territorio ruso, de los que ha salido vivo de milagro

¿Fue envenenado dos veces?

Desde luego fueron intentos de asesinato, en 2015 y este año. Los médicos dijeron a mi mujer que mis posibilidades de sobrevivir eran del 5%. Eso no es asustar, es ir a matar. Por la firma que dejó, era un veneno muy complejo, en horas dejaron de funcionarme varios órganos. Algo así no se vende en farmacias. Está claro que el que lo hizo está ligado a los servicios secretos rusos. Si algo saben hacer es esto. Han existido durante decenas de años laboratorios que desarrollan diferentes toxinas. Al final no se sabe qué veneno era, ni quién ni cómo me envenenó.

¿Ese estaría relacionado con su trabajo en la oposición rusa?

Concretamente con mi actividad a favor de las sanciones personales en Canadá, EEUU y en la UE. contra los funcionarios de la Administración Putin y oligarcas responsables de la violación de derechos humanos y la corrupción. Lo hacia, lo hago y lo seguiré haciendo. Es importante ya que es hipócrita que la élite que viola aquí los derechos que promueven los países occidentales ricos disfrute de esos derechos y privilegios allí.

¿Cómo es esa élite?

La esencia del régimen ruso actual tiene bastante de soviético: presos políticos, censura en los medios, ausencia de elecciones libres..., pero hay una diferencia sustancial. El Politburó no tenía su dinero en los bancos occidentales, no enviaban a sus hijos a estudiar en Occidente, no se compraban casas, yates o viñedos en países occidentales. Los que forman la élite ahora sí lo hacen. Hay que acabar con eso.

Pero son las sanciones a Rusia las que blindan a la población en clave patriótica. ¿Por qué no hay un acercamiento más selectivo en la imposición de esas sanciones?

Boris Nemtsov ya acuño el principio «No tocar al país, castigar a los sinvergüenzas». Yo estoy totalmente en contra de castigar al país por las acciones de los gobernantes actuales. Nosotros empezamos a trabajar en el «Acta Magnitskiy» –ley para sancionar a altos cargos rusos– (Serguei Magnitskiy fue un jurista ruso con información sobre casos de corrupción en las altas esferas rusas asesinado en prisión en 2009) en 2010 y se aprobó en 2012, pero la Administración Obama hizo todo lo que pudo para intentar impedir que se aprobara. Finalmente gracias a la separación de poderes estadounidense se aprobó. Algo parecido vemos en países europeos, pero todavía quedan personas para las que los derechos humanos, la legalidad y la democracia no son palabras vacías. Por desgracia por cada político así hay tres que prefieren hacer negocios con el Kremlin. Como dijo Vladimir Bukovskiy, disidente soviético, para muchos europeos poder freír bacon con el gas ruso es más importante que los derechos humanos. Por desgracia, desde entonces nada ha cambiado.

¿Cual es su trabajo en Rusia dentro de la organización «Rusia Abierta», fundada por el ex-oligarca Mijail Jodorkovskiy?

No es un partido, sino un movimiento más amplio, que acoge a gente con ideas políticas muy diferentes y que cuando haya elecciones libres en Rusia, quedarán en bandos opuestos. Ahora nos une el rechazo al sistema creado por este poder que, además y es lo más importante, no es reemplazable. Brezhnev, el símbolo del estancamiento soviético, estuvo 18 años en el poder, los mismos que cumplirá Vladimir Putin a finales de año. Ya ha crecido una generación que no ha conocido otra cosa. En marzo tendremos presidenciales y los que cumplan 18 años y vayan a votar por primera vez ya habrán nacido con Putin. Da miedo. La historia muestra que el gobierno que no cambia es siempre sinónimo de corrupción, estancamiento, represión y aplastamiento del pensamiento crítico. Contra eso precisamente nos hemos unido.

¿Participan en las elecciones??

Aun sabiendo que el resultado está decidido de antemano, tenemos un proyecto electoral, pero con el objetivo sobre todo de formar y preparar una nueva generación de activistas políticos. Así lo hicimos en las elecciones parlamentarias y en las regionales en San Petersburgo. Nuestro objetivo es preparanos para cuando esa gente se vaya de una manera o de otra. Por nuestra historia sabemos que los cambios políticos en Rusia ocurren de manera rápida e inesperada. Recordemos 1917, o 1991, cuando un régimen que existió 74 años cayó en tres días. El problema puede ser que nadie esté preparado para ello como pasó con Yeltsin y su equipo de demócratas, que cometieron muchos errores y todo acabó como acabó. No tenemos derecho a repetir esos errores. El régimen de Putin no es eterno. Será un proceso difícil, y por eso hay que ir preparando a la gente.

¿Cómo es la Rusia post-Putin que le gustaría ver?

Sobre todo que no tenga un zar que concentre todo el poder. Lo hemos probado y no sale nada bueno. Pasar a una república mixta presidencial y parlamentaria, donde el parlamento designe al primer ministro y al gobierno. Hay voces por una república totalmente parlamentaria. Por de pronto, se tiene que dar una separación real de poderes. Un parlamento donde pueda haber coaliciones y no gobierne necesariamente un solo partido.

¿Qué podemos esperar del régimen actual?

Es difícil meterse en la cabeza de Vladimir Vladimirovich. Ese es uno de los problemas cuando todo depende de una sola persona. Está difícil esperar una liberalización o reformas. El régimen lleva 18 años apretando las tuercas. Empezó por los medios de comunicación, luego convirtió el parlamento en un sitio no apto para debates. Luego las elecciones en una pantomima sin lucha política real. Y ahora detienen a la gente en las manifestaciones..