Atrapado
No me sirve ninguna metáfora, ni excusa, ni frase hecha. Estoy atrapado en un bucle político-sentimental que se convierte en un colapso emocional que me impide el raciocinio intelectual sin tener que suspirar e híper ventilar de manera casi constante. Lo de Catalunya ha llegado ya a un escenario previsible pero que parece más controlado de lo que se quiere reconocer. En México, a donde tenía previsto viajar, un terremoto ha venido a convertir un aniversario de otro sismo de hace unas décadas en una nueva tragedia y un lamento ante los dioses. Lo que se ha visto en los medios de comunicación en Barcelona, Catalunya, el parlamento español, las reacciones de algunos partidos políticos nos coloca ante algo imprevisible.
No sé si es peor ver las televisiones, escuchar las radios, seguir las redes sociales o simplemente ponerse música de Chavela Vargas, tomarse unos cuantos mezcales, prepararse una buena ensalada de chipotles y dejarse llevar por el ruido general esperando que amanezca en algún remoto lugar donde exiliarse. Familiares, amigos, emociones, planes, proyectos, abortados por la naturaleza en estado desbocado o por el totalitarismo español canalizado de manera consciente y con muchas complicidades infamantes. Reacciones que redondean la cuadratura de una falsa democracia. La estrategia de la tensión que está utilizando la banda de Rajoy no es una casualidad. Está muy bien pensada. Está llevando a la ciudadanía catalana a la calle pero no les importa. Tienen muchos más instrumentos represivos preparados para incrementar esta escalada totalitaria. Quieren arrasar. Demasiadas palabras vacías. La confusión crece, ¿se puede parar esto de alguna manera que no sea perjudicial para la salud democrática? Yo estoy atrapado entre el deseo y la realidad. Huelo a elecciones.